Un día lo haré. El día menos pensado los
cogeré por banda, uno a uno o todos a la vez, y les diré: lavaos. No es
malo, no va en contra de ninguna ley ni constituye un delito. El agua
esta ahí para nosotros. Coño, es un jodido milagro de la naturaleza. Eso
si que es un milagro y no toda esa sarta de soplapolleces de dios y su
puta madre. Joder, que el mamón ese caminara por encima del agua no
quiere decir que no quisiera sumergirse
en ella. Ya no os exijo que la mezcleis con jabón, ni mucho menos:
entiendo que vuestras diferentes sensibilidades y supersticiones os
hagan reacios a los componentes químicos. Un invento del demonio. Lo
entiendo, no lo comparto, pero lo entiendo. Pero ¿el agua? ¿Qué coño os
ha hecho el agua para pasar de ella de esa manera? ¿Es porque hay mucha y
os produce hartazgo? Pensáis: joder, tres cuartas partes del planeta
son agua, qué hartura ¡Pero mamones, si no la tenéis que utilizar toda!
Basta una miaja de nada, para los sobacos, y, si me apuráis, para
mitigar, en la medida de lo posible, el puto aliento a rayos que sale de
vuestras entrañas. Ese puto aliento que parece, fíjate tú qué paradoja, que huya
porque no puede soportar estar ahí adentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario