sábado, abril 30, 2011

jueves, abril 28, 2011

Cajón de sastre

Para empezar quería recordar las palabras que Ana María Matute ha citado al recoger su muy merecidísimo y tardío Cervantes. El que no inventa no vive. Ay, le asiste toda la razón, a la buena mujer. Desde hace mucho tiempo tengo una libreta para anotar citas, y una de las primeras que recogí recién adquirida dice algo muy parecido a lo que ha venido a decir Matute. Son de Truman Capote: El que no imagina es como el que no suda: almacena veneno. Brillante.

El partido. Que si robo a mano armada. Que si teatro de los jugadores del Barça. Que si césped por aquí y césped por allá. Palabras, palabras y palabras. Bla...bla...bla... Hay que hablar en el campo, y en el campo el único que ha hablado, haste el momento, es el Barcelona. Lo demás es palabrería.

Maurinho. Me parece un tipo detestable, un ególatra inmaduro lleno de inseguridades que pretende ocultarlas echando mano de esa actitud de matón de medio pelo. Creo que hace un flaco favor al madridismo. Fue fichado para ganar títulos. Fue fichado para ganar la Champion. Y me pregunto si a un equipo de la categoría del Madrid le compensa ganar en detrimento de su prestigio. Creo, además, que está consiguiendo que los seguidores del Barcelona crezcan a nivel mundial a la misma proporción que descienden los del Madrid.

Guardiola. Me cae de puta madre. Creo que es un tipo humilde y prudente que antié cometió el error de dejarse llevar por la ira y responder de forma inapropiada. Por más que los medios de Cataluña hayan sacado pecho y aplaudido unánimemente el gesto, creo que fue un error arrojarse con Maurinho al lodo. Que lo deje solo. A Maurinho, digo, que lo deje solo; acabará ahíto de lodo.

La (puta) boda. Qué bien. Mañana se casa no sé qué principe de no sé que reino con no sé que hermosa joven. Lo poco que sé del príncipe es que hace cuatro días lucía una espesa mata de pelo y ahora está calvorota. Como un nabo circuncidado, vaya. Y lo jodido es que su hermano menor conserva una melena de dos pares de cojones. Peliroja y tupida como el cesped de un campo de fútbol inglés. Eso debe de joder. Yo, en semejante tesitura, prefiero no heredar reino y exhibir esa cabellera a ser El Rey cabeza nabo. Hay gente (lo he visto en la tele) que ha dormido a la intemperie para asistir de cerca al evento. Se prevee que la audiencia será considerable. Por favor, precisamente mañana tengo cosas que hacer, de manera que si alguien tiene la amabilidad de informarme en detalle, de verdad, se lo agradeceré eternamente. Por si acaso programaré el video. Ya tengo la cinta de VHS.

lunes, abril 25, 2011

Conversaciones con mi hija de tres años Martina, XIII

Martina mira la televisión mientras yo leo un libro. Están emitiendo un episodio de Dora Exploradora que hemos cogido ya empezado, después de hacer algo de zapping. Cuando los dibujos acaban, Martina me lo hace saber.
-Papa, ya ha acabado -dice.
Levanto la cabeza del libro y miro el televisor.
-Ya veo. Bueno, a lo mejor dan otro capítulo.
-No papa, no van a dar más.
-¿De verdad?
-De verdad de la buena.

viernes, abril 15, 2011

Se busca Audi extraviado

Este es un llamado desesperado, dirigido a toda aquella gente de bien que, sin esperar nada a cambio, se preocupa de solventar las desdichas ajenas: desde hace unos días el Audi de mi cuñado se halla en paradero desconocido. La última vez que se le vio circulaba marcha atrás por la calle Avenida del Velódromo, en Mataró. El vehículo es fácilmente identificable porque circula sin conductor. Repito: el Audi de mi cuñado circula en estos momentos por algún tramo de la enmarañada red viaria española y lo hace sin conductor. El motivo: mi cuñado lo dejó estacionado en frente de casa sin el freno de mano puesto. Desconozco la causa por la que mi cuñado obró de tal suerte, quizá opina que Newton era un tarado y su teoría de la gravedad un disparate, y, en consecuencia, por más que nuestra calle posee cierta inclinación, lo aparcó sin freno confiando que cuando regresara en su busca el coche seguiría donde lo dejó.


Obviamente no ha sido así.


Según testimonios de varios vecinos ociosos, que día sí día también permanecen atentos al menor suceso que acontece en nuestra calle, el Audi, no bien mi cuñado se apeó y entró en casa, inició un lento descenso calle abajo, giró hacia la derecha, sorteando milagrosamente los coches que en esos momentos circulaban, y enfiló la mencionada Avenida del Velódromo en dirección a la N-II. Esta circunstancia, la de que se haya incorporado por sí mismo a la N-II, hace sospechar a las autoridades que siguen el caso que, por aquello de la querencia que aqueja todo ser vivo, tal vez el vehículo se dirija a la comunidad de Aragón, ya que mi cuñado es de Zaragoza. Sea como fuere, si alguien ve pasar el coche por las inmediaciones de su domicilio, hagan el favor de convencer al hombre que corre detrás de él, gritando "el puto Newton estaba en lo cierto", que desista y vuelva a casa, su esposa Maribel está muy preocupada.


lunes, abril 11, 2011

Diálogos con mi hija de tres años Martina, XII

Era cuestión de tiempo que mi hija se diera cuenta de que su padre es un friqui, si es que estamos de acuerdo en que un friqui es un tipo raro. Hoy me ha tocado vestirla, y sin darme cuenta le he puesto la ropa de calle encima del pantalón del pijama. Tres horas después, cuando he ido a buscarla al colegio, y ya estábamos de regreso en casa, Martina ha tirado del pantalón del pijama fucsia y me lo ha enseñado por debajo del pantalón de pana.
-Papa, ¿pero qué es esto?
-Ostras, te he dejado el pijama debajo de la ropa.
Se ha sonreído y ha exclamado:
-Ay papa, qué raro eres.

jueves, abril 07, 2011

Cara de póker

Estoy en la facultad, sentado en la segunda fila, en el primer asiento, el que da al pasillo, y delante de mí, en la primera hilera de asientos, un grupo de alumnas charlan con alboroto antes de que dé comienzo la clase, que de normal debería haberse iniciado hace quince minutos, pero resulta que, fíjate tú de las cosas que se entera uno en la universidad, existe una suerte de moratoria o privilegio del que a menudo echan mano los profesores, denominado 15 minutos académicos, según el cual pueden entrar un cuarto de hora más tarde cada día, de tal forma que a pesar de que en los planes de estudio consta que las clases duran hora y media, al final, entre unas cosas y otras, se queda en una hora escasa.

El caso, insisto, es que pronto se une al grupo una alumna que, en efecto, pertenece a él y que, día sí y día también, llega tarde, a decir verdad se le pegan las sábanas desde el principio del curso, y al parecer todavía no ha conseguido que hagan las paces, no se han reconciliado las putas sábanas, porque a día de hoy, ocho meses después de haber comenzado el período lectivo, se le siguen pegando sin que, deduzco, haya forma humana de que se reconcilien para que la chica pueda llegar a tiempo a clase. Malditas sábanas que obstaculizan la formación académica de una joven esmerada.

La chica recién llegada se dirige a una de sus amigas, y con gesto serio, y antes siquiera de deshacerse de la mochila que cuelga de su hombro y quitarse los auriculares de su Ipod, le dice:

Tía, ¿qué tienes que hacer después, a eso de las unas, más o menos? Te necesito.

Tal cual se ha expresado, con cierta desesperación, y yo, en seguida he atado cabos porque, lo confieso, soy muy de atar cabos; me paso la vida, ay, atando cabos. He aquí uno: como estamos en días de exámenes esta pobre lo que va a hacer es pedir ayuda a la otra para sacar adelante la prueba, porque evidentemente una tía que se entretiene viendo cómo se pegan sus sábanas hasta el punto de llegar con retraso todas las mañanas, en lugar de dejar que las sábanas se maten, no es una tía, como si dijéramos, con una feliz predisposición al estudio. Y en consecuencia se ve obligada a recurrir a las amigas para corregir semejante situación. Acto seguido me he sumergido en una reflexión de carácter filosófico-ético-social sobre las virtudes y ventajas de madrugar, tan difundidas sobre todo por las personas mayores, frente a las desventajas y carencias de no hacerlo que con tanto éxito ponen en práctica los jóvenes, que, como se ve, no están muy interesados en lo que dicen los mayores.

De soslayo, he oído como la interpelada le preguntaba a la amiga:

Pues a la una estoy superlibre, ¿para qué es?

Y ahí va el segundo cabo que he anudado: ahora le confesará a la amiga que se ve incapaz, superincapaz jo tía, de sacar adelante el examen si no es con su ayuda, y que le promete que ésa es la última vez que reclama su auxilio, que no se va a volver a repetir, que no bien llegue hoy a casa cogerá las sabanas y las obligará a asistir a un cumbre bilateral con objeto de que se establezca una paz larga y duradera en el territorio, y si no acceden a ello las hará pedazos sin más y las empleará para lo que se suelen emplear las sábanas hechas jirones: para limpiar los muebles o para asistir a un parto imprevisto. Y mientras yo estoy erre que te erre anudando cabos, escucho decir a la dueña de las sábanas

¿Qué para qué es? He traído una baraja de póker, quiero que me enseñes a jugar de una puta vez, tías. Superfuerte que todavía no sepa.

lunes, abril 04, 2011

Conversaciones con mi hija Martina, de tres años. XI

Martina utiliza como ordenador personal un paquete de toallitas, cuya tapa, al abrirla, parece la pantalla de un portátil. Mientras su madre la peina frente al espejo del lavabo ella enreda en el teclado imaginario mientras canta una canción.
El gall i la gallina estaven al balcó¡ -entona a voz en cuello.
-Qué canción más chula -dice su madre.
-La voy a poner en Internet -responde ella.