Voy con Martina de camino al colegio. En la mano sostiene una muñeco, una rata de peluche.
—Papa, ¿tú qué nombre le pondrías, rata o ratolí?
—Yo qué sé, hija. Ratolí, que es más bonito, ¿no?
Se queda pensando un instante, y al final concluye:
—No, le pondré rata, que es nombre de niña.
—Papa, ¿tú qué nombre le pondrías, rata o ratolí?
—Yo qué sé, hija. Ratolí, que es más bonito, ¿no?
Se queda pensando un instante, y al final concluye:
—No, le pondré rata, que es nombre de niña.
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