lunes, febrero 13, 2006

No se puede engañar siempre


Puedo imaginar los términos en que se produjo la conversación, habida cuenta lo predecible de ambos personajes. Lo que debemos hacer, diría Acebes a Rajoy mientras se atusaba el flequillo con la palma de su mano derecha abierta, es aprovecharnos de la idiotez y el analfabetismos del que adolece la mayoría de la gente y aseguarles que la próxima puesta en libertad de etarras no es debido a que han cumplido sus penas, como en efecto ha sucedido, sino porque el Gobierno no sólo lo desea sino asimismo le conviente. Los ciudadanos, Mariano, son iletrados y no sabrán deducir por sí solos que los terroristas habrían sido excarcelados gobernara quien gobernara, la estupidez de la gente es tal que les impide saber que es una decisión judicial en la que difícilmente puede intervenir el ejecutivo. Los votantes, Mariano, jamás pensaran que a quien verdaderamente beneficia la libertad de los etarras es a nosotros y sólo a nosotrso, que lo utilizaremos sin rubor contra el Gobierno. Mariano Rajoy, con cierta preocupación, le habría preguntado a Acebes por qué iba a funcionar ahora lo de engañar al país cuando no surtió efecto durante los días que precedieron al 14-M. Esto es diferente, contestaría Acebes con una media sonrisa dibujada en su prognata mandíbula.Rajoy asentiría en silencio mientras se preguntaba acaso si Acebes conocería aquellas palabras atribuidas a Lincon,según las cuales se puede engañar a todo el mundo a ratos y algunos siempres, pero no a todos siempre.

sábado, febrero 11, 2006

Responsabilidad


En el caso hipotético de que no se alcanzara la paz con ETA por culpa de una oposición política resentida que entorpeciera sistematicamente las supuestas conversaciones que pudiera estar manteniendo el Gobierno con el grupo terrorista,¿a quién habría que pedir responsabilidades por las nuevas muertes que, como consecuencia del fin abrupto de las negociaciones, se produjeran? Es muy cierto que las víctimas del terrorismo y sus familiares merecen toda la consideración que se les pueda ofrecer, pero no es menos cierto que el Gobierno debe hacer cuanto esté en su mano para evitar que se produzcan más muertes. Ese debe ser el empeño principal que guie al Gobierno y asimismo el que debería perseguir la oposición, si no permaneciera todavía bajo los efectos de la derrota electoral del 14-M,de la que, objetiva e indirectamente, alguien debería recordarles más a menudo que fueron los únicos responsables.