domingo, marzo 31, 2013

Conversaciones con Martina (52)


Reñimos a Martina porque se ha metido en medio del césped mientras estaba en marcha el riego automático. 
—Es la única manera que he encontrado de divertirme —responde con gesto serio y la ropa y la cara salpicadas de agua.

lunes, marzo 25, 2013

El tedio

De las auditorias que regularmente realiza Julia Otero para saber qué gusta y qué no a sus oyentes se deduce, una vez más, el descrédito de los políticos. Son unánimes las demandas que piden que Julia no les haga entrevistas. El motivo viene de lejos: cada vez que ha invitado a alguno yo, particularmente, he apagado la radio debido al tedio y al montón de lugares comunes que expresan. Son espantosamente predecibles, en absoluto espontáneos, sometidos, todos, a un guión establecido del que no se apartan ni un milímetro. Están, o parecen estar, a años luz de la realidad, y, lo que es peor, a años luz lo que desearía escuchar un ciudadano. ¿Todos esos asesores de los que se rodean no son capaces de adivinar que la gente lo que quiere es que se nos hable sin ambages ni condescendencias infantiles? Se suma, a todo esto, el descrédito del que adolecen actualmente. Dicho todo esto, ¿no debería ser trabajo del periodista sacarlo del guión incluso cuando se aferran a él denodadamente? ¿No debería sacarlo de él incluso a riesgo de ser insolente y jugarse que nunca más vuelva al plató? Creo que fue mi hermana Manoli la que me explicó cómo presenció a un periodista de la BBC formularle diez o doce veces la misma pregunta a un periodista que rehuía la respuesta continuamente. No cesó hasta que no le quedó más remedio que responder.

domingo, marzo 24, 2013

Conversaciones con Martina (51)


Le pongo Grease a Martina. Cuando cantan la primera canción y Travolta baila en las gradas de esa especie de pabellón descubierto, Martina me pregunta:
—¿Tu sabes bailar así, papa?
—Sí —le digo para que se calle de una vez y podamos ver la película tranquilamente sin las interrupciones que acostumbra a llevar a cabo. 
—¿Es que tú lo sabes hacer todo?
—No, Martina, no lo sé hacer todo.
—A ver, dime algo que no sepas hacer.
Ya me veo venir que no va a haber forma de ver la película hasta que no zanje el tema.
—Volar, Martina, no sé volar. 
—Pero eso no cuenta, eso no lo podemos hacer las personas. Di otra cosa.
—Martina, ¿vamos a ver la película o qué?
Pasa de mí y pregunta:
—¿Sabes cazar palomas?

viernes, marzo 22, 2013

Deconstrucción


Lo tengo que decir: cuando le leo a Martina El gato con botas me río por dentro. No me lo creo. Cuando el ogro se transforma en ratón y el gato se lo zampa, cualquiera con dos dedos de frente sabe que ese ogro, si es un ogro como dios manda, se volvería a transformar en gigante aprovechando que está alojado en la panza, y ese gato se va a tomar por el culo en menos de un periquete, estallaría en mil pedazos, hecho jirones y con sus vísceras sanguinolentas colgando por todos lados como viejas cortinas rasgadas. Vamos, no quedarían ni los bigotes. Y ni siete vidas ni hostias.

jueves, marzo 21, 2013

Conversaciones con Martina (50)


Martina y yo, mientras se toma la leche del desayuno.
Martina: Veo veo.
Yo: ¿Qué ves?
Martina: Una cosita.
Yo: ¿Y qué cosita es?
Martina: Empieza por la letra S.
Yo: Pues.... no sé. Dame una pista.
Martina: Está por el suelo.
Yo: Suelo.
Martina: ¡Siiiii!

miércoles, marzo 20, 2013

Conversaciones con Martina (49)


Saco a Martina de la ducha, y mientras le pongo el albornoz y le seco el pelo con la toalla, me pregunta:
-¿Hoy te has dejado el horno encendido, verdad?
-Sí, ¿cómo lo sabes?
-Me lo ha dicho la mama. ¿Y sabes que me ha dicho?
-No, ¿que te ha dicho?
-Que tienes la cabeza en el culo.
-¡Chivataaaa! -grita su madre desde la habitación contigua

viernes, marzo 15, 2013

Las religiones

Básicamente lo que me pasa es que soy incapaz de mostrar el menor interés en relación a nada que tenga que ver con la religión y, por extensión, la iglesia. No me vanaglorio de ello. Todo lo contrario: reconozco que mi ateísmo me lleva a posiciones de indiferencia tan y tan radicales que me molesta notablemente no ser capaz de vencerlas, siquiera para informarme sobre asuntos religiosos, aunque solo sea para poder criticarlos con fundamento. Detesto las religiones. Las detesto profundamente.