lunes, mayo 20, 2013

Dora y Bob


—¡Ostras! ¡Qué pasada! ¡Dora Exploradora! ¡Qué ilusión! No te imaginas cuánto le gustabas a mi hija Martina.
—Pues como a los niños de medio mundo, no te jode también este.
—Es cierto. Perdona. Eras tan carismática.
—Se hacía lo que se podía. Pero el hijo de puta que me diseñó se podía haber metido en el culo la pelota de rugby que utilizó como modelo para mi cabeza.
—Eso es verdad. Menuda perola. ¿Cómo te ponías las camisetas con esa cabeza ? No tenía que ser fácil.
—Eran como un delantal, abiertas por detrás, y se enganchaban con velcro.
—Pero tu peinado estaba bien.
—Los cojones. Si parecía el príncipe de beckelar, hombre.
—Vale, pero tenías al Botas. ¿Tú sabes cuántas niñas hubieran pagado por tener un mono de mascota?
—Pero qué niña ni que pollas en vinagre. Si cuando rodé Dora yo tenía treinta y siete años. Había comido ya más rabos que bocadillos de chorizo has comido tú en toda tu vida. Si gastaba una cien de sujetador, coño.
—Ostras. Qué me dices. Pues no lo parecía.
—Porque el que me dibujaba tenía instrucciones mías para que me borrara las arrugas de la cara con la goma de borrar.
—¿Y las tetas?
—No, las tetas no. Me metían a presión para dentro, y ascendían por el cuello y acababan alojadas en el hueco de la cabeza. Como había sitio de sobra.
—Joder. Qué cosas. ¿Y qué ha sido de vosotros? ¿Dónde anda el Botas?
—Ese gilipollas se volvió a Africa y se unió a una banda de niños soldados, y por ahí anda, quemando aldeas y violando todo lo que se le pone delante.
—¿Y tú?
—¿Yo? Joder, yo fatal. No levanto cabeza. Me metí de todo por la nariz, hasta le azúcar de las ensaimadas. Se me cayó la nariz y ahora la llevo pegada con una ventosa de esas con que se enganchan los colgantes el las lunas de los coches. Fatal. Ahora empiezo a ver la luz. Nos han salido un par o tres de bolos a Bob y a mí.
—¿A Bob? ¿Bob Esponja?
—No, Bob tu puta madre. Pues claro, lelo, ¿qué Bob va a ser?
—¿Y en qué consiste el espectáculo que hacéis?
—¿Que en qué consiste? En recitar los sonetos de Shakespeare, no te jode también este. ¡En follar!, ¿en qué va a consistir? Practicamos sexo en vivo, él y yo, follamos. Empezaremos en el Bagdad de Barcelona, y luego iremos a Chueca. Queremos rodar una película porno. A ver si hay suerte, porque estoy sin blanca, no tengo ni para bragas, les tengo que dar la vuelta y usarlas del revés. Imagínate.
—¡Madre mía!

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