Estamos en un parque. Martina y una amiga a la que acaba de conocer se balancean en un columpio, uno de esos que tiene forma de plato hondo, y en cuyo interior ambas están completamente echadas y sonrientes. Yo las empujo, y mientras lo hago me pongo a leer unos apuntes de la universidad, de griego. La amiga me ve y dice:
-Anda, tu padre nos empuja y lee a la vez.
Martina alza la cabeza, me mira y exclama:
-¡Qué raro es mi padre!
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