viernes, septiembre 30, 2011

La memoria del corazón

"La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos"

Gabriel García Márquez



En Estados Unidos, una mujer recibe un trasplante de corazón. Tiempo después experimenta cambios de gusto respecto a cosas que antes del trasplante jamás hubiera contemplado: devora toneladas de alitas de pollo del Kentucky Fried Chicken, por ejemplo. Demuestra, asimismo, una predilección nueva por la indumentaria de colores llamativos y extravagantes. Recurre a un psiquiatra para tratar de hallar una respuesta. Lo insólito del caso lleva al médico a interesarse por los hábitos de la persona que había donado el corazón. Y descubre que los cambios que ha experimentado su paciente eran los hábitos exactos de la donante.

A un bebé de meses le es trasplantado el corazón de otro de un año y medio. Los padres del donante tienen oportunidad de conocer al bebé que ha recibido el corazón de su hijo. Cuando se encuentran, el niño se arroja a los brazos de ellos y, para estupor de los presentes, comienza a hacer caricias en la nariz de la madre de la misma forma idéntica en que lo hacía su hijo muerto.

Otra mujer, heterosexual hasta la fecha, recibe el corazón de una lesbiana. Y al cabo del tiempo se da cuenta que siente atracción por las mujeres.

Todos esos casos se han recogido en el libro del doctor Josep Maria Caralps, el mayor experto en corazón de España, a partir de un estudio científico que demuestra que las células del corazón tienen memoria, y una vez trasplantado, viajan al cerebro del receptor, quien adquiere la memoria del donante.

En este enlace podéis escuchar la entrevista que le ha hecho Julia Otero. No os la perdáis.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que fuerte! Eso quiere decir que si me pusieran tu corazón escribiría como tu? Me gustaría tener ese don!
Un abrazo, Jose

Arcadio dijo...

No necesariamente, Jose. Lo mismo te da por adquirir lo peor de mí. Como por ejemplo... a ver, déjame que piense... a ver... estoy seguro que algo malo debo de tener, pero ahora no caigo... no sé... es que creo que no tengo nada malo... ¡ah! Sí, mi modestia.

Anónimo dijo...

Arcadio, nosotros somos como Cristiano! Ricos. Guapos y hacemos muy bien nuestro trabajo, vamos que somos Perfectos! Por eso la gente barata nos tiene envidia,jejeje.
Un saludo, Jose