jueves, febrero 23, 2012

ITV

Hoy me toca pasar la ITV. Recuerdo una de las veces que acudí con un coche realmente desvencijado y casi inservible, un Ford Fiesta que se caía a trozos y que cada vez que llovía un poco yacía a la deriva encima del primer charco que le salía al paso, sobre el que acababa varado como una ballena malherida. En la ITV, el tipo a cargo de dar el visto bueno final aparentaba tener los mismos gustos literarios que yo, así me lo había parecido por su aspecto, de modo que estratégicamente deposité en el asiento del acompañante el primer tomo de los cuentos completos de Poe, traducidos por Cortázar, con la esperanza de que se despertara en él cierta conmiseración gremial. Mientras revisaba los cinturones de seguridad el tipo lo vio y me comentó que él también lo tenía, e improvisamos una conversación literaria que yo alenté sin ambages, poniendo de manifiesto un entusiasmo quizá algo excesivo hacia la obra de Poe. Al final, con condescendencia cómplice, paso por alto las evidentes carencias del vehículo y casi subreticiamente lo dio por bueno.

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