martes, diciembre 12, 2006

Madrid, Agustina y una freake de RENFE (II)

Las pelucas se podían adquirir en los puestos navideños instalados en el centro de la Plaza Mayor, donde, según me aclaró a la vuelta mi hermana, es tradición venderlas por estas fechas. Paseamos por la Gran Vía madrileña, donde no tardaría en sorprendernos una lluvia liviana que pronto se haría intensa. Aprovechando su proximidad, Lidia y Raúl entraron en El Corte Inglés a comprar un paraguas. No tardaron en aparecer con uno marca Vogue: barra y varillas interiores de aleación de titanio, tela impermeable muy tupida y extremadamente fina elaborada con el mismo material con el que fabrican los chalecos antibalas, mango curvo de piel curtida de tigre africano con diamantes incrustados y botón de apertura automático, cuadrado y sensible a la huella dactilar que, al pulsarlo, iniciaba la operación de despliegue con un sigilo asombroso gracias a su engranaje digital. En definitiva la envidia de los cuatrocientos chinos que de inmediato aparecieron vendiendo paraguas a dos euros.
Pronto nos dirigimos a Casa Lucio por el dédalo de calles que rodean la Plaza Mayor, en las cuales proliferan garitos en los que la muchedumbre se concentra en un palmo cuadrado de suelo a fin de dar cuenta de las tapas, deliciosas y variadas. El gran momento se aproximaba y yo no cabía en mí de excitación. Dos días sin probar bocado con idea de que pudiera comer cuantas más patatas y huevos fuera capaz de engullir estaban a punto de culminar con la visita al famoso Casa Lucio. El local guardaba una estética deliberadamente casposa o retro o en apariencia añosa, muy en consonancia a los que proliferan en Madrid, donde al parecer son menos propensos a las moderneces propias de Barcelona, y descuidan sin pudor la forma para concentrarse en el fondo: la comida, y a ser posible servida en abundancia.
En Lucio nos sentaron a una mesa cuadrada, ciertamente pequeña para dos parejas, y además muy próxima a las mesas contiguas, una costumbre que, por lo que pudimos constatar más adelante, es habitual en Madrid. A Lidia no le apetecía, de manera que el resto pedimos de primero, –faltaría más– los populares huevos estrellados Lucio. De segundo, Lidia y Raúl un churrasco inmenso para dos que sirven a medio hacer, Pilar cabrito asado, y yo, un entrecot, después de que me disuadieran de que sería excesivo, redundante y, sobretodo, desaconsejable para mi salud, pedir también huevos estrellados de segundo.
Sin embargo, mi decepción fue enorme cuando el camarero depositó en medio de la mesa una bandeja de patatas fritas con cuatro huevos estrellados encima. ¿Ahora traerá las otras dos que faltan, no?, pregunté, convencido de que tocábamos a bandeja por persona.
¿Qué dos?, me respondió alguien.
Pues las dos que faltan, añadí yo.
Pero si esta bandeja es para los tres, dijo Raúl. Ahora sólo tienes que servirte de ella en tu plato.
Lo miré perplejo.
Pero qué me estás contando, si esta bandeja me la como yo en un abrir y cerrar de ojos.
Pero como te vas a comer eso, si ahí hay cuatro huevos y un montón de patatas.
Nos ha jodío, pues claro que me los como. Será la primera vez.
Pero no seas ansia, no ves que después tienes el entrecot.
Pues renuncio al entrecot y de segundo pido otra de huevos para mí solo y punto en boca.
Pero que te vas a destrozar el hígado, alma mía.
Me da lo mismo. Es mi regalo de cumpleaños y son mis huevos fritos y yo quiero una bandeja para mi solo. Para mi solo.
¡¡Ansia!!, gritaron los tres al unísono no sin cierta saña.
Finalmente pedimos media bandeja más de huevos, y junto al delicioso entrecot que me zampé, el camino de regreso al hotel en lugar de andando lo hice rodando.
Al día siguiente tuvimos la más acertada ocurrencia que imaginarse quepa: desembolsar catorce euros por cabeza para pasear por las ilustres calles de Madrid en un autobús turístico, sin techo, en el día más frío del año. Había que vernos a los cuatro, ateridos, en lo alto del vehículo. Qué feliz idea. Lidia, cuya propensión al frío es de todos conocida (viste pijama de felpa en agosto), se había esfumado, escurrida dentro de su abrigo negro, modelo sarcófago, del interior del cual, donde debía estar su cabeza y su sonrisa luminosa, apenas asomaban un par de cabellos rubios. A Raúl, de tan encogido como iba, le había desparecido el cuello, y en consecuencia la mandíbula parecía soldada a los hombros, y de los dos orificios de su nariz colgaban sendas estalactitas. En lo que a mí respecta, las orejas (esas dos protuberancias aladas que destacan a ambos lados de mi cara) se me habían resquebrajado y desmenuzado en polvo sobre los hombros, como si de caspa se tratase. De los cuatro, Pilar era la que aparentaba mayor entereza ante ese súbito frío polar, debido a que en tales ocasiones prescinde, la muy ladina, de la fragilidad de porcelana de Carrie Bradshaw y recurre a la fortaleza campesina de Agustina la de la Esquina, más curtida en los estropicios que provoca la intemperie. Para colmo de males la narración que escuchábamos a través de los auriculares que nos habían proporcionado no sonaba sincronizada con la velocidad a la que circulaba el vehículo, de tal manera que cuando la voz anunciaba que pasábamos delante de un histórico edificio del sigo XVIII, con puertas de caoba importadas de Brasil con remaches en oro de Bulgaria, en realidad lo hacíamos frente al bar whiskería Encarni ciezoescocío, lo que, sin ánimo de menospreciar los servicios que la tal Encarni pueda ofrecer a su ilustre clientela, convendrán conmigo resta glamour a un viajecito en bus ya de por sí falto de encanto.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy contigo Arcadio, ya que vas a Casa Lucio come todos los huevos que puedas porque no vas a volver mañana ¿no?.Ahora eso si, ya sabes lo que comeras el resto del mes:verdurita y lechugita. Por cierto, ¿es merecida su fama?
Lo del bus turistic fue la tipica novatada que pagas cuando visitas algun lugar desconocido o poco frecuentado, es normal.
P.D.:¿que pasa con la entrada perdida?

Arcadio dijo...

La entrad pérdida fue una broma que les gasté a Raúl, Lidia y Pilar desde el hotel con intención de borrarla enseguida, después me fue imposible.
En cuanto a la fama, bueno, los huevos estaban buenos, pero no tenían nada de especiales. Para especial el churrasco impresionante de Lidia y Raúl.

Anónimo dijo...

Es increible como uno puede pasar del el glamour de NY. a subirse en un bus turistico sea de la ciudad que sea.Estoy contigo en lo de los huevos con patatas, es como ir a can carrau y que no te dejen pedir caracoles de primero y de segundo caracoles, eso no tiene nombre.
Te dije cuando conocí a tu santa su mujer, que siendo de cirera tendría amistades de dudosaa.... y encima te los llevas a Madrid pues ALA a pasear en el bus a visitar whiskerias. (lo que hubiera dado por estar con vosotros)


pd. con tu permiso me voy a tomar la libertad de dedicar esta entrada de hoy a alguien que nosotros sabemos que si hoy hubíera estado aquí nosotras se la hubíeramos enseñado y reiría a mandíbula batiente levantando las piernas en el sillón disfrutando del relato y sintiéndose la MADRE mas orgullosa del mundo. gracias

Arcadio dijo...

Que así sea. Pero descuida, yo se los dedico cada día.

Anónimo dijo...

Bueno, una aclaración no comi cabrito sino cochinillo, Arcadio solo tenia ojos para los huevos, está claro, y estaba muy bueno.

Carri B.

Y mis fans no os preocupeis estoy apunto de recuperar el glamour de New York y perdido en Madrid, el próximo 1/01/07 asistiendo a un "Bruch" en el Hotel Palace de Barcelona.

Anónimo dijo...

bueno, un par de apuntes. Esa maravillosa señora que es nuestra madre a la que está dedicada esta y tantas otras entradas, hacía los mejores huevos fritos con patatas del planeta. Ni Lucio ni ná.
Segundo, mi hermano del alma se ha tomado un peazo de licencia artística (o sea, que ha mentido), al decir que no comió en dos días como anticipación a Casa Lucio. Doy fe que el día que llegó de NY se puso hasta allí mismo de donuts y todo tipo de comistrajos en mi casa y que de allí se fue directo a casa de su suegra a comerse un Osso buco. Ahí es ná...

Manoli

Arcadio dijo...

Imaginaciones vuestras, yo no recuerdo nada de eso...

Anónimo dijo...

yo también doy fé y no solo fueron donuts.

yolanda

Anónimo dijo...

Hola, Yo creo que este muchacho, aunque no muy grande, si tiene un buen fondo y cara de comer mucho...


Me he quedado con las ganas de saber más de la tipa de Renfe..... ya te pareces un poco a los políticos y cito textualmente : "Tras la escena (de la que daré cuenta en la siguiente entrada)" ...... y bien?

Detecto 2 Arcadios últimamente. Uno es el de siempre, el que fué a N.Y. y dice cosas como ... "Nueva York es un lecho de hojas vencidas que yace a los pies de un árbol de Central Park.
Luego está "el otro" : "Nos ha jodío, pues claro que me los como."

El segundo me hace cierta risa. Es Arcadio reconvertido en Paco Martínez Soria (leer ese trozo pensado en un simbionte de los dos tiene su gracia)

De todas maneras, prefiero al Arcdio que viste de gala y se prepara para el 'brunch' del cual esperamos un posteo !!

Saludos a todos/as !

Albert

PD: Para Berlín: He empezado a adorar a tu dios y me he comprado un iPod.. quién sabe lo que puede deparar el futuro...

Arcadio dijo...

Albert, la situación y el contexto en el que transcurren los dos ejemplos que has puesto no es el mismo ni de lejos.
El primero es resultado de una emotividad a flor de piel, y con una voluntad retorica y literaria más que evidente.
La intención del segundo es la que es, un diálogo cercano a lo coloquial, cotidiano y que suscite cierta gracia o desenvoltura. ¿Te imaginas un diálogo entre Raúl y yo sobre huevos fritos con patatas expuesto de manera literaria?
Lo importante, creo yo, es adoptar en cada momento una postura que se identifique con el contexto.
En cuanto a lo de la friki de Renfe, tienes razón, dije que lo pondría en una segunda entrada pensando que el texto sólo tendría dos, pero me he extendido más de lo que pensaba y lo dejaré para la tercera y definitiva entrada.

En cuanto al Mac, sólo era cuestión de tiempo. Ahora bien, espero que no te decepcione o te coharte, porque en Mac es mucho más complicado encontrar aplicaciones... aunque tú, con el Emule das mucho de sí...

Anónimo dijo...

Albert, se empieza por un iPod y se acaba con Mac por la vena, cambiando las camisas por t-shirts, poniendote piercings por la cara y con una preciosa manzana mordida tatuada donde todo el mundo pueda admirarla. Y si no, tiempo al tiempo... ja m'ho diràs. el imperio de la fruta ha empezado.

Berlin

Anónimo dijo...

""¿Te imaginas un diálogo entre Raúl y yo sobre huevos fritos con patatas expuesto de manera literaria?""

El EXPERTO eres tu, cuando tengas un ratito nos pones las dos versiones y ya te daré mi opinión pero creo que me gustará más la literária con cierta dosis de sarcasmo... la primera es algo que vivimos cada día y no es novedad...

Salut !

Albert

Anónimo dijo...

Hola,
Añado una cosa que se me olvidaba.
Aparte de este magnífico blog también leo muchos otros y he pensado que quizás a alguién os pueda apetecer dar una vuelta por alguno de los que leo por si descubrís esta pasión que me ha dado ultimamente que es leer blos.

A partir de ahora, con cada intervención añadiré una recomendación y se me olvidó ponerlo en el post anterior.

Si teneis unos minutos hoy os recomiendo: http://lamujertirita.blogspot.com/

Salut !