jueves, agosto 01, 2013

Lucia Echevarría

Ahora lo entiendo todo. Lo que Lucía Echevarría ha pretendido es realizar periodismo de investigación. Con intención de emular a John Hersey o a Michael Herr, se ha infiltrado entre la fauna mediática para revelar al mundo la estulticia que predomina en ese entorno hostil. Dado que ella es licenciada e intelectual, creía, cual superhéroe de la Marvel, poseer poderes especiales que no solo la harían inmune a la necedad, sino que, incluso, podría, con solo posar la mano en la frente «encefalogramaplano» de sus compañeros de juego, curarles y procurarles, de golpe, una inteligencia proporcional al diámetro operado de sus senos. No ha sido así. Y la intelectual ha salido con el rabo entre las piernas, y zarandeada y apaleada a posteriori. Debería haber sabido que todos esos «intelectuales» mediáticos, reunidos en horda insaciable, tienen muchas ganas de coger por banda a todos aquellos leídos que ponen en tela de juicio el reinado y la preeminencia de la que les ha investido la democracia de la audiencia.

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