viernes, junio 10, 2011

Entrevista imaginaria al cirujano plástico de Belén Esteban

-Buenos días.
-Qué tal.
-Perdone pero no me voy a andar con rodeos: ¿no le parece extraño que todavía no hayan cursado una orden de busca y captura contra usted?
-¿Contra mí?
-Contra usted.
-¿Por qué?
-Por qué dice... ¿usted ha visto la cara que le ha dejado a Belén Esteban?
-Sí, claro; no la voy a ver si la he operado yo.
-¿Y le parece normal?
-¿El qué?
-La cara, hombre, la cara. ¿Le parece normal esa cara?
-Pues sí.
-¿Sí?
-Sí, yo la veo bien.
-¿Bien? Por favor, si mi perro caga truños más guapos que ella.
-Cómo se pasa usted, ¿no?
-Hombre, es que negar esa evidencia me saca de mis casillas.
-La belleza es un concepto totalmente subjetivo. Desde los griegos llevamos dándole vueltas al tema, y nadie ha dado aún con una definición exacta.
-De acuerdo, lo bello es subjetivo, pero la feo no. Uno reconoce a un feo nada más verlo. ¿O también me va a negar eso?
-Pues ahora que lo dice...
-Y tanto. Uno ve a uno por la calle y le falta tiempo para exclamar: qué feo es el cabrón.
-¿Y?
-Pues que uno ve a la Esteban y es lo primero que piensa.
-Todo es relativo, oiga. Al fin y al cabo: ¿qué es la belleza?
-Belén Esteban seguro que no. La duquesa de Alba chupando un limón es más guapa que ella.
-Ah, la duquesa. ¿Sabía que también la operé yo?
-No me diga más. El problema no son ellas, el problema es que usted con un bisturí en las manos tiene más peligro que un barbero con parkinson.
-Bobadas.
-Bobadas dice. A los resultados me remito. La duquesa de Alba y Belén Esteban. Sólo falta que me diga que también ha operado a Berlusconi y ya podemos ir a Eurovisión.
-Pues...
-¡No! ¿También? ¡Por el amor de dios! ¡Qué desastre! Pero hombre de dios, ¿dónde estudió usted cirugía? ¿En la charcutería del Mercadona?
-Digamos que empleo una técnica diferentes a la de la mayoría de mis colegas.
-Pues como no sea operar con los ojos cerrados.
-Cabrón, qué bueno es usted. ¿Cómo lo ha sabido?
-¿Lo dice en serio?
-Sí
-¿Me está diciendo en serio que cierra los ojos cuando opera?
-No exactamente: me los tapo con un antifaz de esos que hay para que no te moleste la luz cuando duermes.
-¿Pero por qué hace eso, insensato?
-Cuando uno alcanza cierto virtuosismo en su trabajo necesita estímulos profesionales, cierto riesgo.
-Pero hombre, si busca riesgo depílese el bello púbico con un soplete, pero no juegue con vida de la gente.
-Yo jamás podría en peligro la vida de mis clientes.
-No me refiero a sus clientes, me refiero a la gente que se cruza con ellos en la calle. Un feo en un callejón oscuro te fulmina de un ataque al corazón.
-Bobadas.
-¿Pero cómo lo hace para operar sin mirar?
-A tientas. Voy palpando, palpando, y mis ayudantes mientras me van guiando: frío, frío, caliente, caliente...uy uy que te quemas, que te quemas. Y entonces corto y zurzo, y a otra cosa mariposa. No hay más misterio.
-Ahora entiendo la nariz de la Esteban.
-¿Qué le pasa a la nariz?
-Qué le pasa a la nariz, dice... Que parece la de Poli Diaz. Que como necesite gafas se las va a tener que pegar con velcro.
-Anda que no le gusta a usted exagerar, bandolero.
-Lo que yo diga: en busca y captura.

1 comentario:

Yolanda dijo...

Muy buena si señor!