lunes, agosto 02, 2010

De que hablo cuando hablo de despistes

Os presento una sección nueva de este blog. El título lo he tomado prestado de la última obra de Murakami, De qué hablo cuando hablo de correr. Como he constatado que padezco síntomas alarmantes de despiste que me llevan a situaciones disparatadas, he decidido hacerlas públicas mediante el blog, con un poco de suerte el escarnio público conseguirá que me corrija. Vale decir que en alguna otra entrada he dejado constancia de esos lapsos, por llamarlos de alguna manera, que cometo con más frecuencia de lo que a mí me gustaría.
La última situación tuvo lugar la semana pasada, cuando en vez de la habitual crema depilatoria que empleo para quitarme los pelos de las orejas eché mano de una crema para el sudor de pies. A mí, en realidad, me extrañó que pasados unos minutos aquello no produjera el molesto picor que de normal provoca la crema depilatoria a los cinco minutos de ponértela, pero pensé que estaba caducada. A los veinte minutos me la quité con una toalla, y los pelos seguían ahí, negruzcos y ensortijados como siempre. No ha sido sino una semana después, al intentar quitármelos de nuevo, cuando me he percatado del error. La única ventaja de semejante descuido es que dudo que las orejas me vuelvan a sudar más, si es que alguna vez lo han hecho. Quien no se consuela es porque no quiere.

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