Saco a Martina de la ducha, y mientras le pongo el albornoz y le seco el pelo con la toalla, me pregunta:
-¿Hoy te has dejado el horno encendido, verdad?
-Sí, ¿cómo lo sabes?
-Me lo ha dicho la mama. ¿Y sabes que me ha dicho?
-No, ¿que te ha dicho?
-Que tienes la cabeza en el culo.
-¡Chivataaaa! -grita su madre desde la habitación contigua
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