martes, febrero 13, 2007

El efecto rebote (y II)


Como me tengo por un hombre con un elevado sentido de la responsabilidad y comprometido con la democracia y no deseo que un conflicto vecinal acabe por extensión con el gobierno de mi país, le propuse a mi hermana Yolanda presentarme como independiente para presidir su escalera con objeto de instaurar cierto orden. A ella le pareció una buena idea, y no tardó en organizar una reunió a fin de plantearla al resto de vecinos. Rodeado de ellos en el portal constaté que el perfil de los presentes se correspondía con la realidad social y política que domina el país: los había de origen magrebí, africano, catalanes, españoles, gente con aspecto inequívoco de simpatizar con la derecha y otros manifiestamente de izquierdas. A pocos metros mi sobrina asistía con gesto adusto al desarrollo de la reunión. Sin más tardanza les expuse mi proyecto de gobierno: voluntad de restituir la normalidad democrática en la escalera y la exigencia de una inequívoca predisposición colectiva en el empeño, autodisciplina para preservar el estado del mobiliario comunitario y compromiso de perseguir sin descanso a quienes lo deterioran impunemente. La mayoría de asistentes rompieron a aplaudir espontáneamente y mi hermana Yolanda me besuqueo sin cesar cogiéndome de las mejillas con las dos manos abiertas. ¡Qué labia tiene mi hermano!, exclamaba una y otra vez sin dejar de estrujarme los mofletes. Los vecinos dieron por concluida la reunión y se marcharon escaleras arriba no sin antes obsequiarme con unas palmaditas amistosas en la espalda, gesto con el que di por aceptadas por unanimidad mis propuestas de gobierno. Finalmente me quedé en el portal a solas con mi sobrina y un vecino que había permanecido en silencio todo el tiempo. Jessica se acercó y me susurró al oído que se trataba del tipo que había arrojado la colilla al macetero. El hombre señaló sin más en dirección al tablón de corcho en el que colgaba el folio donde se podía leer la frase de marras. Lo que yo quiero es que se sepa la verdad, dijo apuntando con el dedo índice hacia la hoja. Como sería precipitado lanzar acusaciones sin tener a mi alcance todos los elementos de juicio, estimé conveniente proceder con cautela. Haré cuanto esté en mi mano para aclararlo, le dije al tipo. Queremos saber toda la verdad, repitió él. Quizá ya sepamos la verdad, proclamó mi sobrina en un rapto de incontinencia verbal a los que era muy dada. Pero ésa es tu verdad. Yo quiero La Verdad, insistió el hombre. Pero mi verdad es la de todos, añadió Jessica. El vecino se encaró con ella y con el rostro demudado le gritó repetidas veces: Queremos saber la verdad de lo sucedido, queremos saber la verdad de lo sucedido…
Y contemplando la escena me dio por pensar que el símil de las ondas que se expanden en el agua podía perfectamente experimentar un efecto rebote que las contrajera, y en consecuencia todo cuanto contaminaba los círculos más grandes acababa envileciendo los más pequeños.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

No podría estar más de acuerdo. La suma de todos nuestros comportamientos individuales hacen de una pais y de un planeta lo que son. Yo vivo con ese sentido de responsabilidad cada día, y veo como la mayoría justificamos en nuestros círculos más pequeños comportamientos de los que más tarde nos quejamos cuando vienen de los políticos. Irónico...

Manoli

Anónimo dijo...

jajajaja el texto genial, lo de tu presidencia y encima voluntaria "in-creible" (en el sentido mas amplio de la palabra) y el trasfondo politico, bueno pues no quisiera yo...
Solo me queda deciros que si yo hubiesa estado en casa, habria intentado disuadir a mi hija para que guardara las formas. Nos puede quedar el consuelo que esto tan bien puede pasar en las reuniones parlamentarias antes de una decisión equivocada

yolanda

Anónimo dijo...

Bueno...la otra prota considera adecuado dar una explicación.
Es cierto que mi escalera está sufriendo las consecuencias que conlleva la transición de una democracia (presidida por "La Yoli")a una anarquía (presisida por "La Yoli")*(Leér abajo). Por eso yo, una de las personalidades con más capacidad de razonamiento de todas las que vivimos en el bloque , creí conveniente tener una actitud "demócrata" en el momento de colgar el dichoso cartelito. Mi vecina escribió un cartel para colgar en el corcho del portal que decía así: POR CULPA DEL CABRÓN QUE HA TIRAO UN CIGARRO ENCENDÍO EN LAS PLANTAS, CASI SE QUEMA TO EL BLOQUE.
Evidentemente, yo, siendo sobrina de quién soy, hubiera escrito un cartel mucho más sarcástico e irónico que el de mi vecina, pero consideré conveniente, como he dicho antes, tener una actitud demócrata y hacer un cartel con características del mío y características del de mi vecina. La cosa quedó así: GRACIAS AL DESGRACIADO QUE HA TIRADO UNA COLILLA EN EL MACETERO, EL BLOQUE HA ESTADO APUNTO DE SALIR ARDIENDO.
Hasta aquí mi aclaración.

* Lo de que la Yoli presida la anarquía de a comuidad de vecinos se debe a que esta señora tiene tendencia a comerse todos los marrones que le pasan por delante...

PD: Me ofrezco como dinamizadora de debates en reuniones de comunidades de vecinos.

Agur

Anónimo dijo...

Jo que mal estoy quedando...

Anónimo dijo...

Cuando lo lea alezzep...esto esta tomando un camino subrelista, para vuestra información he de comunicaros que no existe tal anarquía.

PD: A ver quien adivina en que zona vivimos?
a/ Plaza Santa Anna
b/ Rocafonda
C/ Pedralbes

Anónimo dijo...

perdón alexzep

Anónimo dijo...

Después de unos días de ausencia vuelvo a entrar en el blog para dejar mi opinión acerca de las comunidades de vecinos, basándome en el ejemplo que tengo más a mano, la mía, de la cual espero algún día, dejar de formar parte. No estoy nada de acuerdo en que el simple hecho de tener una figura gobernante (y digo figura aunque no debería decirlo porque tendríais que ver el aspecto de la presidenta de mi escalera...) disuada a los vecinos de proceder con menor cautela de la que están habituados a emplear, más bien al contrario: cuando existe un presidente o presidenta se convierte inmediatamente en el epicentro de movidas, marrones y despropósitos que acontecen en el bloque; y por extensión en la excusa pobretona y previsible que emplean todos los vecinos para achinar al que no se integra (yo), cuántas veces he tenido que oir: "pues se lo voy a decir a la presidenta..." para después salir corriendo hacia el interior de mi casa a la caza de algún tranquilizante que me permitiera conciliar el sueño esa noche (convendreis conmigo que ante tamaña amenaza mi reacción fue natural). En el transcurso de los cinco años que llevo viviendo en Mataró he visto como el comportamiento de mis vecinos ha ido degradando hasta rozar lo troglodita, en cuanto al vocabulario que emplean mejor no hablar, sólo decir que nunca esperé nada de ellos en este sentido; en la primera nota que ví colgada en la portería nada más llegar a mi nueva residencia constaté con decepción que redacción, ortografía, léxico, etc. son conceptos de los que desconocen su existencia (mis vecinos). Para animar un poco el triste corcho de la pared de mi portería, mi pareja contestó a las demandas de la presidenta de que pagáramos los recibos del mes de noviembre con el siguiente cartel: CAMBIA EL TOOOOONER, RAAAANCIA!!!

Berlin