jueves, enero 11, 2007

Los difuntos



Leo que por error el ejército de los Estados Unidos ha llamado a filas, para combatir en Irak, a doscientos soldados que previamente ya habían fallecido en el país árabe. El requerimiento ha sido recibido por los difuntos con cierto fastidio, pues ya se habían adaptado a su flamante y angosto domicilio, en el que impera un sosiego bucólico que no obstante han abandonado impulsados por ese exacerbado patriotismo tan propio del ciudadano norteamericano. Así pues, con más o menos celeridad y predisposición según los casos, y no poca dificultad en función del grado de desperfectos que padecía el cuerpo, han regresado con resignación al remoto país que les vio morir. En un primer momento su llegada ha sido acogida con desaliento por los soldados vivos, pues han constatado que ni siquiera fallecer es garantía de volver a casa, pero pronto han sentido un alivio indisimulado, ya que los oficiales al mando les han asegurado de inmediato que los redivivos se situaran en primera línea del frente, decisión a la que se han prestado voluntariamente los propios fallecidos, después de exclamar, mirando fijo al cielo en actitud marcial e irguiendo su maltrecho cuerpo en posición de firme y el pecho agujereado por las balas henchido como un globo, que puestos a morir les trae sin cuidado hacerlo la veces que sea necesario con tal de evitar bajas en las tropas vivas. Así pues, se han encaminado al poco hacia vanguardia y se han apostado en las posiciones en las que con mayor desafuero y encono se libran las batallas. Tan próximas a ellas se han situado que no han tardado en avistar las tropas enemigas, para estupor norteamericano también formadas por los muertos iraquíes. No se sabe si por empatía súbita o por la más elemental curiosidad, pero los dos destacamentos de occisos se han aproximado unos a otros y han iniciado un diálogo que no ha tardado en desembocar en ese compañerismo propio de quienes comparten circunstancias por completo infrecuentes. Con pretendidas risas que no han pasado de rictus macabro en sus rostros cadavéricos, han departido sin prejuicio alguno y aquellos que se habían dado mutua muerte se han reprochado hacerlo con excesiva virulencia. Se han enseñado los unos a los otros, como trofeos, las heridas sufridas y se han vanagloriado de tenerla más grande. Han reído y se han mostrado e intercambiado fotografías de familiares y se han prometido amistad eterna, después de lo cual allí se han quedado, en un páramo polvoriento de Irak, sin caer ninguno en la cuenta de que por más muertos que estaban no había en derredor el menor rastro de aquél por el que muchos de ellos habían dado la vida o a quien se habían encomendado antes de perderla: Dios

3 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajaja,Genial, deleitoso, placentero, ocurrente, ameno, soberbio, talentoso, simplemente maravilloso. Me podría pasar la noche buscando sinónimos a tú genialidad.

Anónimo dijo...

Que grande!!

Anónimo dijo...

Ya sólo falta Michael Jackson en medio de todos cantando Thrilleeeeeeerrrrrrrr!!! Creo que ahora vive en algún país vecino y definitivamente parece más muerto que vivo, así que igual ya estaba...

manoli