viernes, mayo 05, 2006

Tahúres con traje


Como es de rigor también próxima a mi domicilio existe la típica inmobiliaria que imagino acogerá todo barrio que se precie. A menudo contemplo a sus puertas el conciliábulo o reunión informal y en apariencia improvisada que sus empleados realizan y en la que parecen departir de forma distendida quién sabe de qué asuntos, acaso, conjeturo, se repartan la ruta a seguir en busca de pisos que ofertar al indefenso cliente de turno y en cómo sacar el máximo rédito a esa indefensión. Se trata en su mayoría de empleados jóvenes que pasean ataviados de unos trajes que uno adivina enseguida no sólo que no están acostumbrados a llevar sino que seguramente no lo han hecho antes de que ese trabajo circunstancial los obligara a ello, y es evidente, en consecuencia, cierto desaliño en el porte, cierta falta de desenvoltura a la que sin duda contribuye el escaso pedigrí del traje. Detecta uno de inmediato esa señal o anomalía o rasgo discrepante entre lo que otros pretenden que uno sea y lo que uno es en realidad. Aunque bien mirado el jefe en cuestión lo que persigue no es en modo alguno modificar las cualidades por las que ha contratado a ese empleado —jóvenes tahúres dotados de una verborrea apabullante capaces de persuadir a cualquiera de lo que sea— sino ocultar, disfrazar, disimular esas cualidades bajo la pátina de respetabilidad y honradez que proporciona el espejismo de un traje.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy abriendo tu blog cada día para ver qué hay de nuevo y... nada.
¿Qué pasa Arcadio? quiero leer más y me encantan tus historias de vacaciones...

Anónimo dijo...

no te preocupes yo le pongo las pilas a Arcadio y que se ponga a escribir, además ya he buscado destino para las vacaciones de este año así tendrá nuevo material para el blog.

Pilar (la de las vacaciones)

Arcadio dijo...

Bueno, si llego a saber que tengo fans aguardando mis historias me hubiera dado más prisa. En el futuro procuraré añadir más entradas, pero si no hacéis algun comentario con más frecuencia, tengo la sensación de que nadie me lee y por ese motivo me demoro más en escribir.

Anónimo dijo...

Arcadio
Yo también estaba cuando leiste la flor de tu sobrina en el estudio de Care... y no me acuerdo de ningún narizón... o, tal vez sí... ¿un chico tímido?
Por cierto, Care me ha dejado pasmada esta mañana... con su "Adiós"... la voy a echar en falta.
¡Hola Pilar!

Arcadio dijo...

Estoy empezando a pensar que a aquella reunión acudió mucha más gente de la que puedo recordar. ¿Quién eres?, y por favor no seas tan enigmática como Cristian. Bueno, en cualquiera caso me alegra mucho de que leas mi blog, es un aliciente y estímulo para escribir en él. Te pido un favor, si puedes difúndelo entre tus amigos, que la gente entre y lo lea. Me hace ilusión.

Anónimo dijo...

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