sábado, abril 14, 2012

Crítica con claridad.

Estoy cansado de leer reseñas en las que el crítico no señala con claridad, a la conclusión, si le ha gustado la obra de marras o no. Más de uno argumentará que tal cosa está implícita en el texto, y soy yo el que no he sido capaz de descifrarlo, pero es que, quizá, una crítica destinada a ser publicada en prensa cuyo objeto, no se olvide, es tanto de naturaleza pedagógico como de orientador en el magma de publicaciones que ven la luz semanalmente, debería descartar en su formulación el elemento críptico de las que muchas adolecen. Yo entiendo perfectamente que se puede escribir una reseña en la que el crítico deje entrever sus conocimientos respecto a la tradición literaria en general, y la del autor reseñado en particular, y que, asimismo, se establezca una conexión con otras disciplinas (cine, televisión, cómic, etcétera), y, en consecuencia, se entre en una espiral de referencias inacabables, pero también creo imprescindible, y una obligación del crítico, que en algún momento arriesgue un veredicto y que, además, sea expresado con claridad (también con respeto): es buena, es mala, no perdáis el tiempo. Cualquier otro vericueto retórico me lleva a desconfiar, porque sé el clientelismo y el amiguismo, y todos lo ismos que se quieran añadir, que hay en los cenáculos literarios y editoriales, y, siendo desconfiado, podría pensar legítimamente que ese crítico no expresa su verdadera opinión debido a la existencia de un vínculo con el escritor al que reseña, o con la editorial que publica la obra.

No hay comentarios: