Breve diálogo entre mi hija de tres años, Martina, y yo.
Estoy echado en el sofá, convaleciente de una gripe. Martina se ha acercado, me ha dado dos besos en la misma mejilla, con vehemencia, sujetando mi cara con sus manos, y me ha dicho:
-Papa, eres fantástico.
-Gracias hija.
-Y muy guapo.
-Gracias hija, pero, ¿sabes qué? Estoy malito.
Se ha quedado pensativa, y a continuación ha dicho:
-Sí, pero estás vivo.
1 comentario:
O sea, que puedes dar gracias a Dior (como diria Artemisa) por seguir con vida. Que grande es el cachorro humano,jejeje.
Jose
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