viernes, enero 28, 2011
Diálogos con mi hija de tres años Martina V
-Pues si no te duchas vendrán las moscas y te comerán -le dice Pilar.
-No, porque las moscas tienen la boca muy pequeña -responde Martina.
-Es igual, vendrán muchas y te comerán.
Martina mira hacia al techo, y pasea la vista por todo el lavabo. Finalmente dice:
-¿Tú ves por aquí alguna mosca? ¿Verdad que no? Pues entonces es que no existen.
jueves, enero 27, 2011
El legado
La noticia de la actriz porno de veintitrés años de edad que ha fallecido a causa de un paro cardíaco cuando se sometía a su quinta operación de aumento de pecho me hace pensar en el legado que dejamos cuando morimos. Pienso en su familia, en cómo explicará, en adelante, en qué circunstancias se produjo la muerte de su hija. ¿Confesarán que entre sus aspiraciones se contaba la establecer el récord más o menos perdurable de mamadas en doscientas, y que, al caer exhausta, sólo pudo completar setenta? ¿Su familia la considerará una fracasada por no batir el récord o porque le pasara por la cabeza siquiera intentarlo?
La verdad es que reflexiono pocas veces respecto al posible legado que yo mismo dejaré. Soy de aquellos que manifiestan indiferencia con la suerte que correrá mi cuerpo una vez deje de pertenecerme. Sólo pido una cosa, y además encarecidamente: quien quiera que sea el encargado de confirmar mi fallecimiento, por favor, que sea un profesional del ramo, y no el charcutero del barrio, no sea que se cumpla una de mis pesadillas recurrentes: que me entierren o den a la lumbre aún estando vivo.
Recuerdo que en Mataró, hace unos años, cuando funcionaba a toda máquina el célebre prostíbulo local, Calipso, situado en los márgenes de la N-II, en un peligroso cambio de rasante en el que los atropellos estaban a la orden del día, recuerdo, escribo, que un individuo perdió la vida al ser atropellado segundos después de abandonar el local, se supone que tras gozar de unos minutos en compañía de una de esas señoritas cuyo parecido con una monja es meramente circunstancial. Siempre pensé cómo reaccionarían su mujer e hijos cuando le explicaran en qué forma se produjo la muerte y si, aún habiendo sido en vida un padre ejemplar, en la familia prendería un resquicio de duda respecto a cuántas cosas que creían saber de él estaban lejos de ser ciertas, y, aun que lo fueran, si indefectiblemente las circunstancias en que tuvo lugar su muerte daría pie a que prevaleciera un legado inmerecido.
domingo, enero 23, 2011
Diálogos con mi hija de tres años Martina IV
viernes, enero 21, 2011
Diálogos con mi hija de tres años Martina III
-Espera -le digo-, no tires de la cadena que el papa va a hacer pipi.
-¡Noo! -grita con verdadera expresión de alarma mientras tira de la cadena antes de que a mí me de tiempo a bajarme la bragueta.
-¿Pero por qué no? -le pregunto.
Mira a un lado y a otro, y como si me estuviera confiando un secreto, susurra:
-Porque se mezclan.
Diálogos con mi hija de tres años Martina II
-¡Eres un gran padre!
-Y tú eres una pelota -le he dicho yo sin caer en la cuenta de que es pronto para que comprenda el concepto de pelota. Entonces ha echado un vistazo a su alrededor, ha fijado la vista en un objeto, y finalmente ha dicho:
-Y tú eres una televisión.
Diálogos con mi hija de tres años Martina I
Estoy echado en el sofá, convaleciente de una gripe. Martina se ha acercado, me ha dado dos besos en la misma mejilla, con vehemencia, sujetando mi cara con sus manos, y me ha dicho:
-Papa, eres fantástico.
-Gracias hija.
-Y muy guapo.
-Gracias hija, pero, ¿sabes qué? Estoy malito.
Se ha quedado pensativa, y a continuación ha dicho:
-Sí, pero estás vivo.