martes, diciembre 11, 2007

Si no observas el debido respeto mejor vete a casa y adiós muy buenas



Cuando uno contempla en televisión a una pandilla de descerebrados, enaltecidos por una ignorancia atávica, reclamando la muerte de una profesora que en una escuela de Sudán tuvo la feliz idea de bautizar a un inofensivo osito de peluche –¿cabe imaginar símbolo más afable? – con el nombre de Mahoma, se pregunta por qué no se responde con mayor contundencia cada vez que un sujeto similar se obstina en trasladar a Europa las perversas costumbres que en su país practican alegremente y en nuestro continente no sólo están desaconsejadas sino las más de las veces prohibidas. No digo que se deba imitar el rebuzno colérico que profieren esos lunáticos, faltaría más, pero sí una defensa desacomplejada y entusiasta e inamovible de los valores democráticos, y no ese balbuceo exhausto y timorato que las naciones del viejo continente, valga el ejemplo, sostuvieron al unísono en el decurso de la polémica suscitada por la publicación de las caricaturas a Mahoma.

A veces se le ocurre pensar a uno que la democracia es una herramienta de la que se sirven a su antojo quienes menos creen en ella o ningún respeto les merece, y la desdeñan a la menor ocasión que les sale al paso, ya sea verbalizando su desdén con coléricas proclamas que declaman a voz en cuello, o mediante acciones violentas que dejan tras de sí ese rastro sanguinolento de cuerpos despedazados yaciendo por doquier. En el segundo caso se pretender ofrecer una respuesta diligente y por lo general apresurada que persigue ajusticiar a los culpables con una mesura que, ay, nunca será considerada equitativa, pues, mal que nos pese, el común de los mortales desea y exige y espera que quienes han causado un dolor irreparable a un familiar o a un amigo o a un conocido reciban un castigo proporcional cuando no idéntico al que han infligido.
En el primer caso, sin embargo, el del desprecio propagado públicamente, resulta sumamente descorazonador e irritante a un tiempo que quienes lo expresan estén precisamente echando mano de uno de los principales baluartes de la democracia, la libertad de expresión, para cuestionarla y vituperarla y socavarla llegado el caso. Es intolerable, por ejemplo, que un Imán se traslade a un país occidental de tradición democrática y propague contra sus ciudadanos toda suerte de inquinas y malevolencias y envilecimientos que puedan poner en riesgo sus vidas, enardeciendo el ánimo de cuatro desalmados que no tendrán el menor reparo en inmolarse en medio de una muchedumbre que deambule inadvertida en una plaza o calle céntrica de una ciudad cualquiera. Es igualmente inaceptable que otro Imán rechace ser entrevistado por una periodista con el pretexto inexcusable de que es de sexo femenino y hasta abandone el plató por semejante motivo. Una defensa a ultranza de las leyes democráticas debería haberlo invitado asimismo, y de forma inmediata, a que abandonara el país con el recordatorio de que no volviera a poner los pies en él, o en caso de pretenderlo, recordarle de forma explícita y hasta sumamente persuasiva cuáles son las sanas costumbres del país que pretende que lo acoja, y con cuánto empeño y escrúpulo debe observarlas, algo así como: nos trae sin cuidado el apego que en su país muestren por la mujer, o sí que nos importa pero nada hay que podamos hacer para impedirlo, pero aquí, en este, se le profesa toda consideración y es de recibo que también usted se lo muestre so pena de acabar con sus huesos en la cárcel. Y de esa forma enumerarles todas y cada una de las rarezas e injusticias que en su país de origen suelen perpetrar y sin embargo aquí están prohibidas.

El caso es que si, tal y como ha sucedido últimamente, nos rasgamos las vestiduras por librar de todo acoso o crítica, por venial o tibia o desafortunada o soez que sea, a la monarquía, deberíamos echar mano de una respuesta igualmente diligente y disuasoria que reprimiera toda intención de vilipendiar el sistema político que más prosperidad ha procurado a las naciones que tradicionalmente la han practicado con obstinada fidelidad.

2 comentarios:

Ignasi dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo Arcadio. En muchas ocasiones no somos lo suficientemente contundentes a la hora de condenar actitudes y actuaciones que claramente atentan contra los derechos fundamentales, por miedo a ser acusados de xénófobos, racistas, etnocentristas e intolerantes. Bajo mi punto de vista hay una cosa que debe quedar clara, y no debemos tener ningun temor de afirmarlo con meridiana claridad: El respeto a las demás culturas no puede nunca sobrepasar a las leyes própias del estado democrático y de derecho, y, por encima de todo, la declaración de derechos humanos de las Naciones Unidas, y esto hay que defenderlo con toda la claridad y aplomo debido. Un abrazo a la familia :)

Anónimo dijo...

Resuelto el caso de las patatas-animal de cantabria : Patatas animalmórficas nacían en varias fincas cántabras sin encontrarse explicación.

Una patata-pene es el origen de los misteriosos cruces animal-tubérculo que tienen conmocionada a Cantabria desde hace un año

Francisco Javier Alonso, gerente del Bar Londres, de la calle Cuba 24, en el gijonés barrio de la Calzada, dió el primer aviso sobre los “fenómenos de la naturaleza” que estaban apareciendo en una finca de Allén del Hoyo, donde iba a proveerse de patatas para su local.

A inicios de este año, una patata con forma de perro causó conmoción, llegando a ser protagonista de los Records Guinness.Hace apenas unas semanas, otro tubérculo, más parecido a una tortuga que a un vegetal, salío de entre la tierra para sorpresa de quienes la recolectaban y poco después, Javier Alonso descubrió entre los sacos de patatas recogidos otra enorme patata con forma de ratón.

Un equipo de investigadores trasladados a la zona descubrió por casualidad el origen de tan misteriosos cruces entre animales y tubérculos. Parece ser que una patata-pene ataría al atención de cándidas hembras animales, tentadas ante la oportunidad de una buena comida. Tras seducirlas, éstas llevaban en su estómago una nueva generación de tubérculos y al liberar sus estómagos en el campo, plantaban la semilla de nuevas patatas descomunales herederas de la condición de tubérculos del padre y de la forma de la madre.

Aclarado el misterio, en esta ocasión esta patata no será convertida en tortilla, sino que se servirá acompañada de huevos con chorizo, por ser un menú más propio de su condición. El propietario del bar Londres ofrecerá este manjar a todos los curiosos que se pasen por su local, ahora bien, sin hacerse responsable de los efectos secundarios al comer este seductor especímen.

Para más información:
Teléfono del propietario, Francisco Javier Alonso: 985314803 o 647355619
Teléfono de GMCA, Arantxa Uría: 646 685443