martes, noviembre 07, 2006

Esa terrible soledad


A decir verdad nunca consideró seriamente la posibilidad de que el matrimonio lo obligara a renunciar a uno solo de los hábitos que con tanto desafuero había practicado durante su desatada soltería. Buena causa de ello residía en la seguridad, constatada a menudo, de que su mujer, pese a no dejar pasar ocasión en la que mostrar su enojo y desesperación, permanecería siempre a su lado por más deslealtades y trastadas de las que él la hiciera objeto. En tan elevada consideración tenía el amor que ella sentía por él que lo puso a prueba a diario en el decurso de los cincuenta años que, mal que bien, se había prolongado el matrimonio. Ella acostumbraba a esperar despierta a que él llegara, bien entrada la madrugada, a hurtadillas tras la puerta, para manifestar su desazón con sollozos continuos y rogarle que depusiera su actitud de perpetuo adolescente y se comportara de una vez por todas con la madurez y responsabilidad propia de un hombre de su edad. Él persistía en su comportamiento tanto más cuanto mayores señales ofrecía ella de disgusto, crecido por ese placer mezquino que sienten quienes erigen su autoridad sobre la debilidad bienintencionada del otro. Sin embargo, él había advertido con cierta intranquilidad que en los últimos tiempos ella había demostrado un paulatino desinterés por todo cuanto él hacía. Ya no sollozaba en la cama hasta altas horas de la noche mientras él caía presa de un sueño ebrio. Hasta que esa noche, al girar sobre sí y contemplarla apoyada sobre la almohada, durmiendo placidamente como jamás antes la había visto, él no pudo reprimirse y rompió a llorar, un llanto prolongado y sin pausa, un llanto convulso que contuvo todos los llantos que había provocado a su mujer durante esos años, porque en ese preciso instante en que la vio, recordó una frase que alguna vez había leído a un escritor: lo peor, decían esas palabras, no es morir o padecer una enfermedad, lo peor, lo terriblemente triste es esa desolación que uno siente cuando la persona que te ha querido más allá de lo que nadie podrá quererte jamás, un día, de repente, descubres que ya no siente nada.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Para estar a las puertas de una boda es un poco descorazonador, no?

Es mi modesta opinión.

Pilar

Anónimo dijo...

Pilar, sugiero no tratar los asuntos íntimos a la intemperie de un blog.

Coro dijo...

Eeeeeh! chicos, que la pareja del cuento llevaba muchos años casada... aunque eso no disculpa los actos de ambos. Que sirva para tomar nota.

Lindo relato, Arcadio.

Felicidades

Anónimo dijo...

Estoy con Pilar, Arcadio. No me escribas estas cosas a las puertas del gran día...Aunque las posibilidades de que tu llegues ebrio a las tantas de la madrugada son las mismas a que yo me levante mañana pareciéndome a Naomi Campbell...

Manoli

Anónimo dijo...

...tal como me temía...me he levantado esta mañana...me he acercado al espejo....................ni rastro de Naomi Campbell...Mier....!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Arcadio dijo...

Pues yo, sólo para llevarte la contraria, he intentado emborracharme... veinticinco latas de coca cola llevaba bebidas cuando el camarero me ha sugerido que ese no es el mejor método para hacerlo...

Anónimo dijo...

Manoli, pidete mejor parecerte a Elle, no por racismo, si no por el bien de tu entorno familiar, que la Naomi tiene muy mala leche, y Elle tiene mucho más saber estar.

Pilar

PD: Con esta fijo que tu hermano me restringe del blog.

Arcadio dijo...

En efecto, se trata de comentar o discutir asuntos relacionados con las entradas, y no sobre vuestras frivolidades sin sustancia. Cread un blog para vosotras que se titule, qué se yo, por ejemplo: DOS FRÍVOLAS CORRIENDO POR TRES CALLES, o QUE SE MUEREA EL MUNDO PERO QUE NO FALTE EL CAVIAR, sugiero...

Anónimo dijo...

lo siento, pero te lo has buscado tú con esta entrada. Además, los escritores no controlais vuestra obra una vez está en manos del público. Así que...Pilar, a lo que decías, yo pensé Naomi porque lo de la mala leche pues como que ya lo tengo yo de forma natural. Y a mi me gusta más, que quieres que te diga...
Arcadio, a base de coca cola no te emborrachas, capullo. Y además te pasarás una semana sin dormir para horror de Pilar. Que Dios te coja confesada...

Manoli

Anónimo dijo...

Això ja ha passat les fronteres del anonimat, ara si que ja no podeu dir coses íntimes... us observo!

Salut!

Arcadio dijo...

Ja veus, amic romaní, imagina el que he de soportar, les dos persones que més freqüenten el meu blgo l'han deixat de banda per parlar de les seves coses. És això un indicador del grau d'interés que desperten els meus escrits??