jueves, abril 07, 2011

Cara de póker

Estoy en la facultad, sentado en la segunda fila, en el primer asiento, el que da al pasillo, y delante de mí, en la primera hilera de asientos, un grupo de alumnas charlan con alboroto antes de que dé comienzo la clase, que de normal debería haberse iniciado hace quince minutos, pero resulta que, fíjate tú de las cosas que se entera uno en la universidad, existe una suerte de moratoria o privilegio del que a menudo echan mano los profesores, denominado 15 minutos académicos, según el cual pueden entrar un cuarto de hora más tarde cada día, de tal forma que a pesar de que en los planes de estudio consta que las clases duran hora y media, al final, entre unas cosas y otras, se queda en una hora escasa.

El caso, insisto, es que pronto se une al grupo una alumna que, en efecto, pertenece a él y que, día sí y día también, llega tarde, a decir verdad se le pegan las sábanas desde el principio del curso, y al parecer todavía no ha conseguido que hagan las paces, no se han reconciliado las putas sábanas, porque a día de hoy, ocho meses después de haber comenzado el período lectivo, se le siguen pegando sin que, deduzco, haya forma humana de que se reconcilien para que la chica pueda llegar a tiempo a clase. Malditas sábanas que obstaculizan la formación académica de una joven esmerada.

La chica recién llegada se dirige a una de sus amigas, y con gesto serio, y antes siquiera de deshacerse de la mochila que cuelga de su hombro y quitarse los auriculares de su Ipod, le dice:

Tía, ¿qué tienes que hacer después, a eso de las unas, más o menos? Te necesito.

Tal cual se ha expresado, con cierta desesperación, y yo, en seguida he atado cabos porque, lo confieso, soy muy de atar cabos; me paso la vida, ay, atando cabos. He aquí uno: como estamos en días de exámenes esta pobre lo que va a hacer es pedir ayuda a la otra para sacar adelante la prueba, porque evidentemente una tía que se entretiene viendo cómo se pegan sus sábanas hasta el punto de llegar con retraso todas las mañanas, en lugar de dejar que las sábanas se maten, no es una tía, como si dijéramos, con una feliz predisposición al estudio. Y en consecuencia se ve obligada a recurrir a las amigas para corregir semejante situación. Acto seguido me he sumergido en una reflexión de carácter filosófico-ético-social sobre las virtudes y ventajas de madrugar, tan difundidas sobre todo por las personas mayores, frente a las desventajas y carencias de no hacerlo que con tanto éxito ponen en práctica los jóvenes, que, como se ve, no están muy interesados en lo que dicen los mayores.

De soslayo, he oído como la interpelada le preguntaba a la amiga:

Pues a la una estoy superlibre, ¿para qué es?

Y ahí va el segundo cabo que he anudado: ahora le confesará a la amiga que se ve incapaz, superincapaz jo tía, de sacar adelante el examen si no es con su ayuda, y que le promete que ésa es la última vez que reclama su auxilio, que no se va a volver a repetir, que no bien llegue hoy a casa cogerá las sabanas y las obligará a asistir a un cumbre bilateral con objeto de que se establezca una paz larga y duradera en el territorio, y si no acceden a ello las hará pedazos sin más y las empleará para lo que se suelen emplear las sábanas hechas jirones: para limpiar los muebles o para asistir a un parto imprevisto. Y mientras yo estoy erre que te erre anudando cabos, escucho decir a la dueña de las sábanas

¿Qué para qué es? He traído una baraja de póker, quiero que me enseñes a jugar de una puta vez, tías. Superfuerte que todavía no sepa.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero vamos, Arcadio de mi vida. Debes de ser el único que no sabe que el deporte nacional de los universitarios es el Poker, y si puede ser en el bar de la Facultad, mejor. Me sorprende que tu perspicacia para atar cabos, te haya fallado... Si te soy sincero, yo habia deducido que podia estar embarazada y que le pedia que la acompañara a comprar un predictor!
Un abrazo. Jose.

Arcadio dijo...

Pues en contra de lo que se suele decir, yo lo que veo en el bar de la facultad es mucho estudiante con su ordenador y estudiando. Los tiempos cambian, para peor, claro.

Anónimo dijo...

Con su ordenador si, pero estudiando no. Estan jugando al Poker en internet, creo que se llama "Holden Texas" o algo asi. Las apariencias a veces engañan...
Jose

Luna desorbitada dijo...

jajajaja
Tremendo lío con las sábanas! Sería interesante saber si algún día la muchacha se las arregla en la palestra del dormitorio.
Ante tu escrito se me viene una frase que la parafraseo: Suele suceder, que lo más urgente va postergando lo más importante.

Arcadio dijo...

Buena frase. Y muy cierta. Quizá se trate de conciliar lo más urgente con la más importante. Que los más urgente sea lo más importante.