viernes, agosto 14, 2009

Unanimidad


En mi ya larga relación con los libros jamás había asistido a semejante unanimidad en la elección de la lectura estival. Ni siquiera La sombra del viento o La catedral del mar o, me aventuro a afirmar, el mismísimo El código Da Vinci, del ágrafo Dan Brown, pueden vanagloriarse, ni de lejos, de haber atrapado la atención de una muchedumbre tan apabullante de lectores como en cambio sí ha tenido a bien conseguir la saga Millennium. En los lugares más insospechados he hallado a algún lector sumergido en la lectura absorbente (así cabe deducir a juzgar por la expresión dibujada en sus rostros) de uno de los tres gruesos ejemplares de los que se compone la serie. En alguna ocasión, en la playa, he alzado, medio insomne, la cabeza de la toalla y he presenciado con estupor que de la arena brotaban, como tubérculos, innumerables ejemplares sostenidos en vilo por las bronceadas manos de mis vecinos de parcela arenal, y casi he sentido que quebrantaba alguna ley (siquiera estética) por no haber escogido la misma lectura que el resto compañeros de playa. En efecto, no lo he hecho. Quizá más adelante, cuando el fervor lector haya menguado. Entretanto continúo disfrutando en Sant Feliu de Guixols de uno de los veranos más calurosos que alcanzo a recordar.

1 comentario:

mario pitarch dijo...

Se extendio como un virus,veo que va remitiendo...bueno le ha seguido el virus de Ölsen.