En fin, yo, por mi parte, me mantendré al margen de modas y continuaré asistiendo con fidelidad perruna a las desventuras que se narran en series como Los Soprano, donde además de las luchas y deslealtades propias entre familias mafiososas y los atropellos de que son capaces, se da cuenta de los problemas cotidianos que el capo Toni Soprano (un energúmeno entrañable capaz de dar rienda suelta a una crueldad que las más de las veces ejerce no tanto porque le guste como porque viene dada con el cargo que detenta) junto a su esposa e hijos, o A dos metros bajo tierra, donde una peculiar familia propietaria de una funeraria se enfrenta y protagoniza toda suerte de historias en las que el humor negro prevalece por encima de todo y en la que sexo y muerte se describe y muestra sin tapujos, o El ala oeste de la Casa Blanca, una visión, admito, idílica de la Casa Blanca y en la que a menudo rezuma un exceso de sentimiento pátrio en un presidente demócrata de los Estados Unidos y su equipo de asesores. Un mandatario cultivado y bondadoso y con sentido del humor que es tanto más inverosímil cuanto más se compara con la administración Busch, pero que posee unos guiones magníficos caracterizados por diálogos ràpidos y una realización similar a la de una producción cinematográfica y con unos personajes perfectamente trazados.
Para acabar, si tienen ocasión no dejen de ver Anatomia de Grey, una producción que, si bien es una versión más de Urgencias, en adelante dará mucho que hablar, o rescatar de tanto en tanto Sexo en Nueva York, sin duda un clásico contemporáneo, pionera en tratar el sexo en la pequeña pantalla con absoluta frescura y desparpajo y no sin cierta poca fidelidad con la vida real, lo que en modo alguno es reprochable habida cuenta que la ficción es un refugio que nos proporcina todo aquello que la realidad nos niega.
Para acabar, si tienen ocasión no dejen de ver Anatomia de Grey, una producción que, si bien es una versión más de Urgencias, en adelante dará mucho que hablar, o rescatar de tanto en tanto Sexo en Nueva York, sin duda un clásico contemporáneo, pionera en tratar el sexo en la pequeña pantalla con absoluta frescura y desparpajo y no sin cierta poca fidelidad con la vida real, lo que en modo alguno es reprochable habida cuenta que la ficción es un refugio que nos proporcina todo aquello que la realidad nos niega.
1 comentario:
Very pretty design! Keep up the good work. Thanks.
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