jueves, mayo 04, 2006

Series de televisión (I)




La diferencia entre una buena película y una buena serie de televisión radica en la prolongación de la empatía, esto es, en la capacidad que poseen los personajes de las series de prolongar en nosotros, gracias a la emisión semanal de un episodio, el rechazo, el afecto o la simpatía y la animadversión que dichos personajes nos suscitan, y a cuyas vicisitudes asistimos puntualmente con expectación cada semama como si de un amigo o allegado se tratara.
Parecer existir una opinión unánime que afirma que las series de televisión norteamericanas están viviendo una suerte de época dorada. Las hay en mayor número y mejor realizadas, al frente de las cuales se encuentran unos guionistas excepcionales que han hallado en la pequeña pantalla terreno ideal para dar rienda suelta a la libertad creativa que Hollywood les reprime. En efecto, parece evidente que la gran industria del cine está inmersa, salvo contadas excepciones, en la mediocridad y el conformismo y cuya falta de imaginación les obliga a repetir hasta la náusea la misma fórmula esquilmada e infantiloide. Se diría, no obstante, que determinados críticos desmemoriados o manifiestamente ignaros han olvidado que antes de esta remesa de Mujeres desesperadas, Perdidos, House, etc, les han precedido series como la magistral Picket Fences, que se mantuvo en antena durante cuatro años y de la que ya nadie guarda memoria, la perturbadora Tiwin Peaks, esa especie de paja mental con la que David Lynch nos obsequió y cuyo dos primeros capítulos jamás he podido dejar de evocar como la experiencia más turbadora que he experiementado delante de la televisión. Pero, en mi opinión, si existe una producción que señala un antes y un después en la concepción contemporánea de series como vehículo para narrar todo cuanto hasta entonces había explicado el cine, esa es Urgencias, que además de contar entre los directores de algunos de sus episodios con realizadores como Quentin Tarantino, se aventuró a emitir por primera vez en la historia de la televisión un episodio en absoluto directo.

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