Se podría definir la prosa literaria, y por tanto la literatura, como un instrumento con el cual alcanzar a describir lo cotidiano como si se tratara de algo insólito y excepcional. Transformar, mediante el lenguaje, los sucesos banales que nos depara el día a día en algo nuevo y extraordinario y jamás antes advertido. No mejor prueba de ello sea quizá el siguiente epígrafe de George Meredith, quien para decir que los seres humanos sólo estamos a este mundo para sufrir o provocar sufrimiento, inventó la brillante metáfora que viene a continuación: No respiramos más que para ser acero o tajo.
2 comentarios:
Difícil tu pregunta. Creo que la respuesta está en los raros sentimientos que provoca la lectura. Bien tu blog, me cayó bien.
Gracias. Aguardaré tus visitas con ilusión y prometo constestar.
Publicar un comentario