sábado, noviembre 05, 2005

Manifiesto fálico

Sucede que a veces uno se deja llevar por cierta furia desatada de la que luego se arrepiente. El manifiesto que viene a continuación es una prueba de ello, con la salvedad de que, una vez calmados los ánimos, continúo sosteniendo todo cuanto dije en ese momento.

Manifiesto furibundo y fálico que no se publicará nunca

Estoy hasta la mismísima polla de tanta intransigencia premeditada, vocacional, militante y tendenciosa, sobre todo porque la única satisfacción que dispensa semejante actitud es resultado de la agresión gratuita a otros, y no hay placer más nauseabundo que el que produce el sufrimiento ajeno. Estoy hasta la polla de que todo cuanto alcanzamos a ver y sentir y juzgar lo pasemos por el tamiz de los prejuicios. Estoy hasta la polla de que el negro robe y el blanco sólo tome prestado, de que el negro asuste, amedrente, amenace y el blanco tranquilice, complazca, sugiera. Estoy hasta la polla de que los políticos carezcan de convicciones pero no les falten conveniencias, y estoy hasta la polla de que esas conveniencias no coincidan nunca con las nuestras. Estoy hasta la polla de esa detestable clase política que gobierna en función de una ideología religiosa que jamás debería abandonar el ámbito de lo privado. Estoy hasta la polla de la ignorancia y el analfabetismo, pero sobre todo estoy hasta la polla de que la Iglesia se beneficie de ello, de que el político se beneficie de ello, de que el fuerte se beneficie de ello, de que el bienintencionado padezca por ello. Estoy hasta la polla de que la Iglesia pida y solicite y exija perdón con cientos de años de retraso por todo cuanto de malo ha hecho a lo largo de su lamentable historia, pero sobre todo estoy hasta la polla de que nosotros, todos, se lo concedamos. Estoy hasta la polla de que la gente muera de Sida en África y la Iglesia continúe oponiéndose por sistema al preservativo, y estoy asimismo hasta la polla de que semejante circunstancia le traiga sin cuidado a la Iglesia porque tiene la certeza, la absoluta certeza de que transcurridos unos siglos pedirán y solicitarán y exigirán perdón, y sin duda lo obtendrán. Estoy hasta la polla, hasta la mismísima polla de que un gobierno de mi país haya alentado y colaborado y participado en la muerte indiscriminada e inútil de tanta, tantísima gente inocente, y estoy asimismo hasta la polla de que algunos de esos muertos posean denominación de origen y otros no, de que algunos de esos muertos merezcan minutos de silencio y otros no, de que a algunos de esos muertos se les conozca biografía y a otros no. Estoy hasta la mismísima polla de todos esos periodistas mediáticos que se miran continuamente el ombligo y sientan cátedra desde un programa de radio o televisión mediocre, y se crean por encima de todos y dediquen la mayor parte del tiempo en decirle al gobierno de turno lo mal que lo hace, y sin embargo ellos no se preocupen en ocultar su servilismo a una ideología política concreta, rechazando y denostando y traicionando así el periodismo entendido como instrumento para servir a una sociedad plural. Estoy hasta la polla de las fronteras, de las banderas que señalan y delimitan dichas fronteras, y de quienes asesinan, sojuzgan y aterrorizan bajo el amparo que les proporcionan dichas banderas. Estoy hasta la polla de que el Foro de la Familia sólo aparezca y clame al cielo y se queje y vocifere para tratar de restar derechos a ciudadanos, a buenos ciudadanos, a honrados ciudadanos, y sin embargo haya permanecido vergonzosamente callado, miserablemente mudo cuando miles de mujeres de múltiples generaciones han padecido vejaciones por el mismo modelo de familia al que ellos rinden pleitesía. Estoy hasta la polla de que no sirva de nada estar hasta la polla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,
Solo soy yo preguntando quien coño es este 'andrey'...

ya está, solo quería decir esto.

ala

Anónimo dijo...

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