Concluyo esta crónica navegando sobre las aguas del río Hudson, con Pilar dormitando a mi lado con la cabeza apoyada en la ventana del ferrie que nos conduce a la Estatua de la Libertad. Me temo que empezamos a mostrar síntomas de cansancio. En cualquier caso la de anoche fue una velada inolvidable. Cena deliciosa en el restaurante Rainbown Grill. Tras los cristales de los enormes ventanales que, sin solución de continuidad, rodean el edificio, una privilegiada vista área de Nueva York en penumbra, que yace a nuestros pies fragmentada en millones de diminutas lucecitas de entre las cuales se alzan, poderosos, el uno frente al otro en una rivalidad que se remonta a la época en que fuero erigidos, los edificios Chrisler y Empire State. Éste fue construidos dos años después que aquél, arrebatándole el privilegio de ser el edificio más alto del mundo.
Acudir a tiempo a la cena resultó, sin embargo, una empresa difícil por diversos contratiempos que no habíamos previsto. Como el colapso que paralizaba las calles a causa de un tráfico descomunal, y por la ingente muchedumbre que desbordaba las aceras, en el que a la postre resulto ser el primer día festivo de compras navideñas. A semejante contratiempo cabe añadir que nos demoramos más de lo aconsejable a la salida del Gugghemgeim, por entre los angostos caminos que cruzan Central Park. Presentaba los colores del más puro otoño, con las hojas de color ocre esparcidas en la base de los árboles, o en torno a la cima rocosa que corona los pequeños montículos que se alzan por todos lados. Resultó imposible no sentirse tentado a vagar por el parque sin atender a las exigencias del reloj. Surgió, además, otro imprevisto que me deparó un gran disgusto. En un centro Apple, cuando acababa de escribir la crónica del sexto día, justo en el momento que me disponía a publicarla en el blog, se interrumpió la conexión a Internet y perdí todo lo escrito.
En todo caso nada impidió que no gozáramos de una noche maravillosa que tuvo su momento culminante en el Lincoln Center. Un edificio magnífico, con alfombras rojas ascendiendo escaleras arriba, espectaculares lámparas situadas a pocos metros del suelo que instantes antes de empezar la obra se elevan automáticamente hasta alcanzar el techo, y un amplio vestíbulo frecuentado por la clase alta de la ciudad, que departía animadamente durante el preámbulo a la obra, y por entre los cuales paseaba Pilar, orgullosa y con una sonrisa de oreja a oreja, con una copa de vino blanco en la mano. Quien le iba a decir a esta cirereña de origen con risa explosiva que un día se codearía de igual a igual con la aristocracia neoyorquina.
Como última anécdota cabe destacar que por un instante cundió el pánico al intentar acceder al restaurante. El joven latino que comprobaba la lista de reservas no daba en ella conmigo por más que la repasaba una y otra vez. El motivo: constaba como Arcavit García. Deberé añadir éste al interminable número de nombres disparatados con el que han confundido el mío.
Acudir a tiempo a la cena resultó, sin embargo, una empresa difícil por diversos contratiempos que no habíamos previsto. Como el colapso que paralizaba las calles a causa de un tráfico descomunal, y por la ingente muchedumbre que desbordaba las aceras, en el que a la postre resulto ser el primer día festivo de compras navideñas. A semejante contratiempo cabe añadir que nos demoramos más de lo aconsejable a la salida del Gugghemgeim, por entre los angostos caminos que cruzan Central Park. Presentaba los colores del más puro otoño, con las hojas de color ocre esparcidas en la base de los árboles, o en torno a la cima rocosa que corona los pequeños montículos que se alzan por todos lados. Resultó imposible no sentirse tentado a vagar por el parque sin atender a las exigencias del reloj. Surgió, además, otro imprevisto que me deparó un gran disgusto. En un centro Apple, cuando acababa de escribir la crónica del sexto día, justo en el momento que me disponía a publicarla en el blog, se interrumpió la conexión a Internet y perdí todo lo escrito.
En todo caso nada impidió que no gozáramos de una noche maravillosa que tuvo su momento culminante en el Lincoln Center. Un edificio magnífico, con alfombras rojas ascendiendo escaleras arriba, espectaculares lámparas situadas a pocos metros del suelo que instantes antes de empezar la obra se elevan automáticamente hasta alcanzar el techo, y un amplio vestíbulo frecuentado por la clase alta de la ciudad, que departía animadamente durante el preámbulo a la obra, y por entre los cuales paseaba Pilar, orgullosa y con una sonrisa de oreja a oreja, con una copa de vino blanco en la mano. Quien le iba a decir a esta cirereña de origen con risa explosiva que un día se codearía de igual a igual con la aristocracia neoyorquina.
Como última anécdota cabe destacar que por un instante cundió el pánico al intentar acceder al restaurante. El joven latino que comprobaba la lista de reservas no daba en ella conmigo por más que la repasaba una y otra vez. El motivo: constaba como Arcavit García. Deberé añadir éste al interminable número de nombres disparatados con el que han confundido el mío.
9 comentarios:
No sé porqué me imaginaba yo que habría algún tipo de problema con los nombres. Quizás son esos diez años en Londres y la interminable lista de nombres que me han puesto allí: Malani, manali, monali, manolia, maouli...Me entró un poco de pánico cuando Pilar dijo que además subiríais a ver la puesta de sol al Empire State. Os imaginé corriendo como locos para poder llegar a tiempo a la cena, cuando ya sé por experiencia que cuando llevas unos días allí la energía que uno tiene asemeja a la de un caracol.
Bueno, quizás el cansancio os forzará a pasaros todo un día caminando por central park, con un mokachino gigantesco y una muffin idem, saboreando los colores que el otoño regala. Una sugerencia: desayunar el el restaurante The Boat House, en Central Park, en el lago, donde Carrie y Mr. Big caen al agua...qué glamour...
Me alegro que disfrutárais la cena y la ópera...pensamos mucho en vosotros...con mucha envidia y no de la más sana...
besos,
Manoli
El placer ha sido nuestro (y creo hablar en nombre de todos los que hemos seguido vuestro viaje a través del blog) al poder compartir un poquito de este periplo por la ciudad emblema del nuevo continente. A veces he sentido que estaba con vosotros viendo lo que veiais, sintiendo la lluvia y el viento azotandome en la cara. Muchas gracias.
Berlin
PD: o en los ferrys americanos hay ordenadores a bordo (cosa que dudo pero que no me sorprendería, pues sería una más de las extravagancias de las que son capaces) o TU-TE-HAS-COMPRADO-UN-eBOOK.
yo también podia imagir a Pilar pasendo con esa copa de vino y disfrutando el momento, es mas, creo que nadie más que ella sabría apreciar ese regalo, me alegra mucho que disfrutarais tanto.
gracias por estos días, esto merece ser publicado.
muchas muchas gracias.
Bueno Arcavit, parece que vuestra estancia en N.Y.llega a su fin, ojala lo maravilloso no terminara nunca, pero la cruda realidad nos dice que todo tiene un final.
Si, creo que has creado un monstruo porque a veces nos comunicamos tanto entre nosotros que dejamos un poco al margen al verdadero protagonista.
Por cierto Toronto gano en el Madison (con garbajosa y calderon), supongo que no pudiste estar alli, creo que te ha faltado tiempo para visitarlo todo en profundidad(y a nosotros para leerlo). A veces tengo la sensacion de ser un poco voyeur.
Un besazo para los dos y que sigais disfrutando a "cascoporro" de la vida neoyorquina.
P.D.: ahora esperamos las cronicas desde Madrid y su mitico Casa Lucio.
Aunque nuestras intervenciones os hayan parecido escasas, hemos seguido paso a paso este viaje tan compartido.
El cansancio empieza a pasar factura a nuestros viajeros, pero habrá que guarda reservas porque en casa Lucio nos esperan unos buenos huevos fritos que quitan el sentío.
Quien nos iba a decir que esa cirereña que apuntaba maneras se iba a codear con la yet neoyorquina y que ese tímido chaval de pelo rizado y orejas desabrochadas se marcaría un baile al más puro estilo Jackson delante de todos (20 años ensayando han dado resultado, viva Magoti).
Esperamos poder compartir esas fotos y esos recuerdos en persona y aunque os dé pena volver pensar que aquí se os echa mucho de menos.
El miércoles iremos a recogeros depués de este viaje tan entrañable y, si el resto nos lo permite, os daremos un abrazo de bienvenida de parte de todos los que hemos compartido este momento.
Besos, abrazos y más besos.
Friky y Señora
PD: Al resto besos y gracias por compartir vuestros pensamientos y sentimientos, y me olvidaba ciertamente como Sean Connery no hay nadie.
friki y senora podeis pasar de venir a recogernos al aeropuerto nosotros nos quedamos a vivir aqui, ya tenemos apartamento, lo que era antes el hotel Plaza ahora son unos bonitos apartamentos desde un millon y medio de dolares, asi que con lo que nos ha sobrado del viaje nos quedamos aqui. No hay que preocuparse todos podreis venir siempre que querais, eso si con esa hipoteca por pagar solo podremos ofreceros hot dogs, a cascoporro, eso si.
Pilar
Gemma, ya me gustaria haberme comprado un EBook, lo que hago es escribir en tikets o entradas o cualquier papel que encuentre, porque ademas mira que con todas las libretas que tengo en casa se me ha olvidado traer una para las impresiones que se me ocurrieran. En fin...
Me lo he pasado genial estos días disfrutando en cada momento.... como decían anteriormente.... es envidía pura y dura !!
Ya casi puedo decir que he estado en esa ciudad.. he aprendido mucho...
Gracias....
Ahora solo faltan las fotos !! Supongo que conoces http://www.flickr.com/ que se integra perfectamente con el blog... ya teneis trabajo pareja...
Ens veiem... salut !
albert
PD: Si no voleu tornar em sembla bé perquè podrem seguir llegint !!!!
Pili, lo siento por ti pero me temo que no te puedes quedar a vivir en N.Y. Mas que nada porque tu papi se esta currando una peazo de casa para ti y tu hermana (y sus respectivos). Eso si Eugenio me ha comentado que esta dejando colillas de Farias en todos los falsos techos (de recuerdo mas que nada).
Ah! el plazo de entrega es el previsto, o sea tarde, muy tarde...
P.D.: Arcadio mas que un monstruo, lo que has creado tu solito es una droga de la que no nos podemos desenganchar, tal vez sea droga blanda, pero droga al fin y al cabo de la cual necesitas la dosis diaria para seguir vivo.
Petonets, petonets
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