jueves, julio 13, 2006

Truco y artificio


Cada vez me disgustan más esos reportajes en los que enseñan, con todo lujo de detalle, cómo se ha rodado una determinada película. Asiste uno a la revelación, un tanto impúdica, de los entresijos y añagazas de los que el director se ha servido para persuadirnos de que cuanto vemos en pantalla sucede tal cual nos es mostrado, y no como consecuencia de las artimañas técnicas elaboradas para la ocasión, y gracias a las cuales la ficción mostrada resulta verosímil durante el tiempo en que se prolonga la película. La proliferación de dichos reportajes, pues, no hace sino debilitar o mermar e incluso eliminar el efecto que una ficción eficaz causa en el espectador, el cual dificilmente se mostrará predispuesto a creerse lo que ve si antes se le ha enseñado al mínimo detalle los artificios utilizados para conseguirlo. Se corre el riesgo de romper o incumplir ese pacto tácito según el cual el espectador dejará en suspenso su incredulidad mientras se desarrolle la historia mostrada en pantalla. También en literatura se pueden hallar ejemplos similares. En la denominada metaliteratura, simultáneamente a la narración de la ficción, la voz autorial aparece de tanto en tanto, las más de las veces sin participar en la historia aunque revelando al lector que cuanto está leyendo así como los personajes que aparecen en el transcurrir de la novela han sido inventados por él, entorpeciendo o dificultando la posibilidad de que el lector se sumerga por completo en la historia y olvide, siquiera durante el tiempo de lectura, que cuanto lee ha sido inventado por otro y no está sucedieno en realidad.

En ocasiones se dan en una película casos no deliberados de metacine. Cuando, pongamos por caso, asistimos a una secuencia de acción en el que tiene lugar un tiroteo y los personajes son alcanzados por espectaculares impactos de bala, aparece abundante sangre salpicada por todos lados, o en esas otras que transcurren en un mar embravecido, de repente, en ambos casos, aparecen salpicaduras de sangre o agua suspendidas en mitad de la imagen, adheridas al cristal de la cámara que filma, lo cual revela su existencia y, por tanto, pone al descubierto el artificio.

Quizá el espectador o lector no debiera conocer jamás cuáles han sido los artificios empleado en la creación de la obra, quizá debiera ser un misterio similar a los trucos de magia, sólo al alcance de los magos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

hermanito, no podría estar más de acuerdo. Odio los making off!! Y no entiendo porqué se hacen tan populares. Es como un mago diciéndote el truco antes hacer magia...

Anónimo dijo...

por cierto, que soy Manoli. Como ahora trabajo en una oficina ya hago lo que todo el mundo. Navegar por internet...

Arcadio dijo...

Cuandos has escrito hermanito he deducido quién eras. Ya veo que te has integrado de inmediato al método de trabajo español.

Anónimo dijo...

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