viernes, abril 12, 2013

Conversaciones con Martina (55)


«... la última, la última, la última, la última...».
Esta mañana se ha quemado un autobús frente al hospital de Mataró. Ha quedado calcinado. Cuando he ido a buscar a Martina al colegio, de regreso a casa, se lo he explicado.
«La última, la última, la última, la última...».
Le he descrito cómo salía el humo, y cómo los coches de policía y el camión de bomberos corrían, veloces, adelantando a todos los coches parados...
«La última, la última, la última, la última...».
... y, tomando alguna licencia del campo de la ficción, le he explicado a Martina que la gente que estaba dentro se ha salvado porque ha abandonado el autobús a tiempo antes de que las llamas lo devoraran.
«La última, la última, la última, la última...».
—Cuéntamelo otra vez —me ha pedido cuando he terminado.
—No es un cuento, Martina. Ha pasado de verdad.
—Ya lo sé, hombre, pero cuéntamelo otra vez.
—Qué no, Martina, que no es un cuento.
—La última, por fa.
—Que no.
—Pues si no lo haces no dejaré de decir «la última».
—¿Qué¸
—La última, la última, la última, la última, la última...

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