En la prensa de hoy destacan asuntos sobre los que procede alguna reflexión. Para empezar, llega uno a la conclusión de que en este país quién sea más gilipollas que tire la primera piedra. Resulta que los ingleses han puesto el grito en el cielo, al extremo de casi provocar un incidente diplomático, a causa de los insultos que en el Circuito de Cataluña le dedicaron a Hamilton un grupo de exaltados. Parece ser que a las autoridades británicas se les antoja inadmisible semejante comportamiento, y han llamado al orden a los responsables del circuito para que no se vuelva a repetir una situación similar. La ausencia en la prensa de la menor réplica por parte de dichos responsables a la vehemente reacción inglesa sugiere que han ofrecido la otra mejilla y han balbuceado una disculpa apresurada con la que zanjar cuanto antes la polémica.
Quizá hubiera sido interesante saber cuál hubiese sido la respuesta de los ingleses si a la conclusión de su airada protesta se les hubiera recordado cómo, cuando los seguidores de la mayoría de sus equipos de fútbol visitan una ciudad europea con ocasión de un encuentro internacional de su equipo predilecto, orinan por doquier y defecan y se emborrachan y vomitan y ensucian y destrozan el mobiliario público e increpan a quienes recriminan semejante comportamiento y se enzarzan con él e, incluso, propinan palizas a quienes se atrevan interrumpir su particular jolgorio. Y todo ello lo llevan a cabo, las más de las veces, con la aquiescencia de las timoratas e indulgentes autoridades españolas, que no se aventuran a alzar la voz a causa de quién sabe qué complejos.
El tema resulta tedioso, lo sé, pero no puedo evitar mencionarlo: me ha llamado vivamente la atención las declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal, el tal Ricardo Blázquez, publicadas hoy en el Periódico. Afirma el tipo que el Evangelio -léase la Iglesia- no pretende tomar partido por ninguna iniciativa política, que las injerencias en política nacional que llevaron a cabo la samana pasada no perseguía en modo alguno favorecer al PP. Créanme: el buen hombre está en lo cierto. Pero también lo estoy yo cuando les aseguro que hoy he ido a buscar el pan en lo alto del lomo hirsuto de un elefante indio de color verde, que para más señas gastaba bigote y gafas de sol. Casualmente me ha salido al paso de improviso, mientras aguardaba yo, ocioso y distraido, a cruzar la calle en un semáforo próximo a casa. He aprovechado la circunstancia para subir al animal e ir a la panadería con el bicho a la pata coja por en medio de una gran alameda, en cuyos álamos las hojas lucían de un esplendido color rosa fosforescente, y a los pie de los cuales la gente de Mataró, una verdadera muchedumbre, se congregaba a nuestro paso y aplaudían, admirados, las habilidades del enorme cuadrúpedo y su improvisado jinete, y nos arrojaban billetes de quinientos euros a montones, que yo rehusaba aceptar porque en casa ya no me cogen, y mi mujer me ha prohibido que la llene de objetos a los que no se les pueda sacar provecho, y por ese mismo motivo me he visto en la obligación de no mencionarle a mi señora esposa que oculto en el garaje a un elefante indio de color verde que gasta bigote y sabe caminar a pata coja y propicia que la gente se deshaga de billetes de quinientos euros.
Pues eso.
En fin, el bloc de Arcadi Espada recoge una cita de Josep Pla que bien podría explicar qué cosa impele a un creyente a adscribirse en semejante club: es más fácil creer que saber, decía el sabio escritor catalán. Esa cita, sumada a la que un día dijera el genial Borges, las religiones son sino una perezosa solución a los misterios del universo, ponen de manifiesto que acaso cierta voluntad de no realizar excesivos esfuerzos mentales, que cierta propensión a la holgazanería intelectual propicia la proliferación de muchos creyentes. Allá ellos.
El tema resulta tedioso, lo sé, pero no puedo evitar mencionarlo: me ha llamado vivamente la atención las declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal, el tal Ricardo Blázquez, publicadas hoy en el Periódico. Afirma el tipo que el Evangelio -léase la Iglesia- no pretende tomar partido por ninguna iniciativa política, que las injerencias en política nacional que llevaron a cabo la samana pasada no perseguía en modo alguno favorecer al PP. Créanme: el buen hombre está en lo cierto. Pero también lo estoy yo cuando les aseguro que hoy he ido a buscar el pan en lo alto del lomo hirsuto de un elefante indio de color verde, que para más señas gastaba bigote y gafas de sol. Casualmente me ha salido al paso de improviso, mientras aguardaba yo, ocioso y distraido, a cruzar la calle en un semáforo próximo a casa. He aprovechado la circunstancia para subir al animal e ir a la panadería con el bicho a la pata coja por en medio de una gran alameda, en cuyos álamos las hojas lucían de un esplendido color rosa fosforescente, y a los pie de los cuales la gente de Mataró, una verdadera muchedumbre, se congregaba a nuestro paso y aplaudían, admirados, las habilidades del enorme cuadrúpedo y su improvisado jinete, y nos arrojaban billetes de quinientos euros a montones, que yo rehusaba aceptar porque en casa ya no me cogen, y mi mujer me ha prohibido que la llene de objetos a los que no se les pueda sacar provecho, y por ese mismo motivo me he visto en la obligación de no mencionarle a mi señora esposa que oculto en el garaje a un elefante indio de color verde que gasta bigote y sabe caminar a pata coja y propicia que la gente se deshaga de billetes de quinientos euros.
Pues eso.
En fin, el bloc de Arcadi Espada recoge una cita de Josep Pla que bien podría explicar qué cosa impele a un creyente a adscribirse en semejante club: es más fácil creer que saber, decía el sabio escritor catalán. Esa cita, sumada a la que un día dijera el genial Borges, las religiones son sino una perezosa solución a los misterios del universo, ponen de manifiesto que acaso cierta voluntad de no realizar excesivos esfuerzos mentales, que cierta propensión a la holgazanería intelectual propicia la proliferación de muchos creyentes. Allá ellos.
6 comentarios:
Hola Arcadio, ya tengo internet.
Besos
Ana
¡Estupendo, ahora podremos estar en contacto cada vez que quieras! Ya sabes, siempre que quieras, entras y haces comentarios. Te tienes que abrir una cuenta de correo para poder mandar mensajes y que yo te pueda mandar fotografías de Martina.
Besos
Mi buen amigo y siempre amado Arcadio.
Pido disculpas por estos silencios tan extensos a los que me someto sin dar ninguna explicación a lo Amy Winehouse. Cierto es que yo también necesito un poco de Rehab de vez en cuando...
Sé que no te habrás enterado que desde hace tiempo no entra nadie a reventarte el blog como es natural. Con Martina y Pilar no creo que te queden sentidos a los que desviar de su atención y tal vez a estas alturas empieces a acordarte de quien soy.
Date por saludado y apreciado y tranquilo no cometeré el error de escribir un "A ver si nos vemos" ya sabes lo que pasa cuando empiezas a escribir y a decir estas cosas a tus conocidos ¿No? Que nunca más se supo.
Me despido, hoy no me meteré contigo ni con tus hermanas, hoy no es el día ni ahora el momento, estoy muy viejo y muy cansado.
Por cierto, ese elefante, ¿Como se llama?
Apreciado Alex, cuánto echo de menos tus diatribas inmisericordes contra todo lo que se mueve. Mis hermanas, que evidentemente tienen propensión al masoquismo, me preguntan por ti y lo hacen realmente afligidas, pues ya no tienen un referente en el que focalizar sus miserias. No te reprimas y vuelve a ser tu mismo y adelante. Todos te lo agradeceremos.
En cuanto al elefante, se llama... Elefante...
Te mando un beso, y además te permito elegir si lo deseas con lengua o sin ella, dios me perdone
Precisamente, en el periodico de este sabado venia una entrevista con el responsable de seguridad del circuit de montmelo, el cual comentaba que no existia tal racismo ya que precisamente el es negro.
Yo tambien he de disculparme sobre mi silencio, pero esta claro que todos estamos algo liados.
Un beso muy fuerte (yo a los chicos siempre sin lengua).
Besitos para tus niñas...
Por cierto el anonimo de ayer era yo, hace tanto que no me conectaba que se me olvido añadir el nombre
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